Sr. Palau:
¿Cómo puedo expresarle amor a mi novia sin entrar en caricias demasiado fuertes o relaciones íntimas sexuales?
Me alegra mucho su actitud de querer expresarle amor a su novia y sin embargo mantener un alto nivel de pureza moral. Primeramente, pues, la manera de expresar su amor sincero hacia su novia es precisamente quedándose puros hasta el día del matrimonio. Esa es una de las expresiones de amor más bellas que hay en todo el mundo, porque el joven que respeta a su novia sencillamente la respeta demasiado para pedirle impropiedades en el terreno íntimo, físico. Usted conoce aquel viejo dicho pero inspirado por Dios:
“Honren el matrimonio y mantengan su pureza; porque Dios castigará a los inmorales y a los que cometen adulterio” (Hebreos capítulo 13).
En una palabra, el matrimonio es algo hermoso y honroso. El lecho no contaminado es algo de hermosura y de realidad para el cristiano verdadero.
Por otro lado, ese dicho tiene su lado negativo: que Dios no mira livianamente al que juega con aquello que es tan sagrado en la personalidad humana. Dios dice que El va a juzgar de una manera particular a aquellos que juegan con la impropiedad íntima en el terreno sexual. El apóstol Pablo les dice en 1 Corintios capítulo 6:
“Por eso les digo que huyan de los pecados sexuales. Ningún otro tipo de pecado afecta al cuerpo como éste. Cuando uno comete este pecado, peca contra su propio cuerpo”.
A lo mejor usted entonces me hace una segunda pregunta, como me la han hecho tantos millares en los últimos años y me dice: “Pero Sr. Palau, es que la tentación es demasiado fuerte y no la puedo vencer. ¿De dónde obtengo el poder para no caer ante la tentación antes que llegue el día del matrimonio?”. Pues yo le recomiendo el poder y la psicología más grande del mundo, la sabiduría más fuerte. Yo la encontré en Cristo viviendo en mi corazón. Mi estimado joven, El le va a dar poder y fuerza para que no caiga ante ninguna tentación.
Cristo tiene todo poder en el cielo y en la tierra, y si usted lo tiene morando en su corazón, entonces usted tiene el poder de Cristo disponible.
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Corintios capítulo 10).
Dios nos da poder para vencer cuando Cristo está en el corazón. ¿Usted ya le ha abierto el corazón a Cristo?
Usted, mi estimado joven, debe prepararse para ser el jefe del hogar, para ser la cabeza. Cuando un joven reconoce que el noviazgo es una preparación para llegar a ser cabeza del hogar, entonces en los tiempos del noviazgo en lugar de estar pensando en satisfacer sus propias pasiones, que son normales pero a las cuales no debe darse lugar, el joven comienza a mirar a su novia con los ojos de un hombre que la quiere proteger, la quiere embellecer, quiere que esta señorita madure, que llegue a ser todo lo que él deseaba que su esposa fuese. Está pensando en lo que él debe ser, en lugar de lo que ella debe ser para él.
En una palabra, él piensa: “¿Qué puedo ser yo para esta joven? ¿Cómo debo mejorar yo para llegar a ser un esposo digno?” La Biblia dice en Efesios capítulo 5:
“Los esposos por su parte, deben mostrar a sus esposas el mismo amor que Cristo mostró a su iglesia. Cristo murió para hacer de ella una iglesia santa y limpia (lavada en el bautismo y en la Palabra de Dios), y presentársela a sí mismo gloriosa, sin mancha ni arrugas ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben amar los esposos a sus esposas, como parte de su cuerpo. Porque si la esposa y el esposo son uno, ¡el hombre que ama a su esposa se ama a sí mismo!”.
Así que el joven debe prepararse para ser jefe, cabeza del hogar, y demostrar el amor hasta el punto del sacrificio por su novia.