Sr. Palau:

Mi esposo se fue a vivir a los Estados Unidos y quiere que yo me vaya con él, pero siento una gran responsabilidad hacia mi madre que es viuda– y quedan cinco hermanos menores. Yo amo mucho a mi madre y siento que debo ayudarla. Mis hermanos menores son bastante desobedientes con ella y si yo me voy va a ser peor. ¿Qué hago, me voy con mi esposo o me quedo con mi madre? El sólo va a estar allá por un año, aunque existe la posibilidad de quedarse a vivir allá.

Respuesta

Mi consejo, obviamente, es que usted debe ir de inmediato a reunirse con su esposo, sin pensarlo dos veces. Su obligación es para con su esposo. Me dice que su madre sufrirá porque sus hermanos menores son desobedientes; quizá tenga usted razón, pero ahora usted es una mujer casada y su deber es estar con su marido, o su matrimonio deja de ser tal. Su madre tendrá que llevar su propia carga y es responsabilidad de ella implantar disciplina en su hogar.

Ore usted por ella, escríbale. Escriba también a sus hermanitos, dándoles consejos, rogándoles que obedezcan y se comporten como niños responsables. La Biblia dice que “la oración eficaz del justo puede mucho” (Santiago capítulo 5). Dios puede obrar maravillas. Puede cambiar la actitud de sus hermanos. Lógicamente que para esto es necesario que ellos establezcan una amistad personal con Dios, pidiéndole a Cristo que forme parte de sus vidas.

Dios también puede intervenir en el corazón de su esposo; y si de acuerdo con Dios, lo mejor para él es volver a su país, ya sea por consideración hacia su madre u otra razón, entonces Dios va a arreglar las circunstancias para que ustedes tomen esta decisión. Tal vez Dios sabe que lo mejor para ustedes es que vivan en los Estados Unidos. En ese caso, acepte la voluntad de Dios y confíe en El, porque Dios no desampara a los que caminan en sus planes. Así lo dice el apóstol Pablo en su carta a los Romanos, capítulo 8:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.

Por último, la oración eficaz puede cambiar también el corazón suyo, señora. Por su carta, me da la impresión de que usted es una persona bastante rebelde para con su esposo y que ha estado resistiendo ir a vivir con él. San Pablo en su carta a los

Efesios capítulo 5 dice:

“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos”.

Por su carta también intuyo que a usted le cuesta mucho estar sujeta a su marido, ¿estoy en lo cierto? A las personas de carácter fuerte no les resulta fácil obedecer, pero la Biblia enseña que la marca del verdadero cristiano (o cristiana) es la sujeción a la Palabra de Dios, y en su caso, señora, la Palabra le exige que vaya donde está su esposo. Sólo así van a ser felices, y si Dios quiere que en el futuro regresen para estar junto a su madre, El los va a traer a los dos.

Dios es amor y quiere que todos seamos felices, pero la obediencia a su Palabra es el primer paso hacia la felicidad.

Luis Palau