Sr. Palau:

Tengo problemas con mis padres. Tengo problemas con mis compañeras en la escuela. Tengo problemas en mi vecindario y mi novio me acaba de dejar. Yo no comprendo por qué sufro tantos problemas. ¿Qué explicación me puede dar? Si Dios es tan bueno, ¿por qué todo el mundo parece estar en contra mío?

Respuesta:

Querida señorita, ¿se ha dado cuenta de lo que dice su carta? Usted tiene problemas con sus padres, sus compañeros de estudio, sus vecinos y el novio que la deja. ¿Y ahora usted se pregunta por qué Dios le causa tantos problemas?

En todo el mundo hay jóvenes que, lamentablemente, están sufriendo por ataques externos: padres incomprensivos, escuelas con luchas y problemas, vecinos malos o novios que se aprovechan de ellas. Si usted es una de esas, señorita, quisiera decirle lo siguiente.

Los problemas, como dice un amigo mío, a los buenos los mejora; a los malos, los empeora. Y él dice que ésta es una realidad evidente. Cuando las personas tienen problemas, buscan resolverlos de diferentes maneras. Por ejemplo, si son personas equilibradas y Cristo céntricas, mejoran, se superan, conservan buena su salud y no destruyen su vida recurriendo al alcoholismo o a las drogas. Cuando una persona de este tipo enfrenta problemas, busca la naturaleza, hace economía para enfrentar mejor las situaciones financieras, analiza sus problemas, su carácter, su temperamento y no culpa a terceros.

En cambio otras personas, todo lo complican y me preocupa señorita, pues creo que usted es una de estas. Descargan sus culpas en los demás, no saben controlar su carácter, todo lo empeoran, a veces buscan vicios como una forma de escapismo, y cuando despiertan a la realidad, todo está peor. Jesucristo dijo: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas serán añadidas” (San Mateo capítulo 6).

Señorita, Jesucristo el Hijo de Dios, le dice que los problemas que usted tiene con padres, escuela, novio y vecinos, son problemas en los que él puede intervenir y resolver. Pero usted debe dar el primer paso. Usted tiene que buscar primero el reino de Dios; que Cristo gobierne su vida, que él sea el rey de su corazón, de sus emociones y de sus pensamientos. Si Cristo vive en su corazón y controla su vida, los problemas irán resolviéndose con Su poder.

Luis Palau