por Roger Mason
Unos 13 años atrás, comencé a aconsejar a un muchacho que intentó suicidarse dos veces. Al procesar los sentimientos y emociones relacionados con ese hecho, él me dijo algo que marcó mi ministerio y mi vida personal: «Roger, no me entiendes». Respondí: «Marcos, ayúdame a entenderte». Con lágrimas en los ojos que reflejaban dolor y agonía, expresó algo que yo no estaba preparado para recibir: «Roger, en realidad nunca quise morir, sólo quería matar mi dolor». Por primera vez me di cuenta de que el dolor al que él se refería no era el que se quita con aspirinas o antibióticos. Era un asunto del corazón, el vacío que muchos de los muchachos que vemos a diario aceptan como vida. Se caracterizan por una soledad que es más que una emoción: es estar solos, aislados, desconectados, rechazados y en muchos casos simplemente olvidados.
Gran cantidad de los chicos que vemos en nuestra institución, son rechazados por su familia y en la mayoría de los casos han sido simplemente desechados por aquellos que deberían haberles inculcado la importancia y la definición de la vida misma. La mayoría están tratando de encontrar o de crear un sustituto o una imitación de la segunda experiencia fundamental que un niño debe tener: la del amor. Cuando se niega o no existe el amor, el niño intentará desesperadamente de encontrar algún tipo de imitación para llenar ese profundo vacío en su corazón. Muchos actos de delincuencia podrían ser rotulados como síndrome de préstame atención, necesito cariño.
A menudo nuestros muchachos en actos de desesperación buscan maneras secundarias y equivocadas de captar atención, cariño, reconocimiento, afecto y amor
Como verán, un niño prefiere tener la atención de un policía, un abogado, un trabajador social, un juez de menores o de un consejero como yo, antes que no recibir ningún tipo de atención. Este artículo es un pequeño intento de ayudar a aquellos que están pensando en este ministerio a que, antes que nada vean la energía que insume cerrar la brecha del dolor, la ira y el enojo. En muchos casos, hacer algo a medias es contraproducente y causa más daño que no hacerlo. Comenzar algo y dejarlo inconcluso reaviva el dolor de la pérdida mucho más que si no se hubiera hecho nada. Hemos aprendido que el fracaso no tiene nada de malo porque todos fallamos y nuestro mejor esfuerzo a veces no alcanza. Pero este ministerio no tiene cabida para los que abandonan. Muchos de estos niños están caracterizados por los que los han abandonado. Padres, amigos, familiares, iglesia, escuela, todos han perjudicado a estos niños al no terminar lo que empezaron.
I. La juventud perdida a menudo se caracteriza por todos o algunos de los siguientes identificadores:
? Adicción: drogas y/o alcohol
? Problemas escolares: expulsión, suspensión, escapadas
? Actitud/comportamiento de oposición especialmente a la autoridad
? Estructura familiar fragmentada
? Comportamiento anti social
? Actividades delictivas
? Participación en pandillas
? Ideas, fascinación suicida
? Destrucción de propiedad
? Automutilación
? Propensión a la violencia y agresión física/verbal
? Inmadurez social/emocional
? Enojo/ira/resentimiento
II. Cómo alcanzar a la juventud perdida y relacionarse con ellos de manera efectiva.
A. Crea un ambiente de amor/cuidado que refleje un compromiso paternal. Piensa y reflexiona en todas las cosas que haces por tu propio hijo/a y establece una estrategia acorde con esos principios.
Algunos años atrás, Sheldon y Eleanor Gluk, dos sociólogos estadounidenses, llevaron a cabo un estudio que duró varios años para identificar los factores cruciales que llevan a la delincuencia juvenil. A continuación presentamos cuatro factores necesarios para prevenir la delincuencia. Los sociólogos Sheldo y Eleanor Gluk creían que si uno no practica los cuatro ingredientes mencionados, hay un 90% de probabilidades de que uno tenga como hijo un futuro delincuente juvenil.
1. La disciplina del padre debe ser firme, justa y uniforme.
2. La madre debe saber en todo momento dónde están sus hijos, lo que están haciendo y estar con ellos el mayor tiempo posible.
3. Los niños necesitan ver el amor demostrado entre el papá y la mamá y que también se lo demuestren a ellos físicamente.
4. El propósito de familia, es estar juntos. Vivir en familia es una práctica diaria.
Este es sólo un ejemplo del tipo de estructura y uniformidad que los niños necesitan.
B. Debes estar dispuesto a confrontar las actitudes y comportamientos autodestructivos inaceptables con límites y expectativas definibles.
Las universidades de Harvard y Yale, condujeron un estudio de 1000 delincuentes juveniles encarcelados en correccionales en el estado de Nueva York. Un 80% de los jóvenes en esas instituciones respondieron a la siguiente declaración de la misma manera: «Nunca me amaron lo suficiente como para decirme, NO». Los muchachos necesitan y merecen límites claros y definibles que expresen: «te amo tanto que si sales de estos límites, voy a responder, con amor y dignidad pero voy a responder».
Los adolescentes con problemas necesitan desesperadamente el amor y la intuición de personas que respondan a sus necesidades insatisfechas. La Biblia es muy clara al respecto: «El Señor al que ama, disciplina» (He. 12:6). La disciplina es vital en el proceso de crecimiento y debe ser administrada por adultos responsables, cariñosos y que se preocupan. Recuerda, «Reglas sin relación traen rebelión, pero reglas con relación promueven respeto y dignidad».
C. Comprométete a tal grado que cada vez que el joven pruebe y viole sus límites tú lo corrijas. Debes estar dispuesto a responder con firmeza pero mezclada con misericordia y motivada por gracia.
D. No confundas el enojo, la ira y los comportamientos violentos del joven con la falta de habilidad, de potencial o de capacidad para amar.
E. No te dejes dominar por demostraciones externas de comportamientos inapropiados.
No seas consumido por el pecado del joven. Trata de concentrarte en el pecador. ¡Recuerda! «Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Ro. 5:8). El amor de Dios se demostró de esta manera. Sabiendo que muchos lo rechazarían, aun así hizo lo que El sabía que era correcto y honorable. El se concentró en el pecador y no en el pecado. ¡Qué tremendo principio para establecer como parte de la ayuda a un muchacho con problemas!
F. Recuerda que aquellos que aceptan ser consejeros y confidentes deben actuar como un ancla espiritual que ofrece estabilidad y que sirve de ejemplo sin importar lo que vean o experimenten.
G. Los jóvenes quieren hablar de ciertos temas claves. Debes estar bíblicamente preparado para tratar esos temas y poder orientar a la juventud. Algunos ejemplos pueden ser:
? Relaciones sexuales y noviazgo
? Planes de carrera
? Abuso físico/sexual
? Divorcio, nuevo matrimonio
? Familias mixtas
? Ideas y fantaseo suicida
? Ambito de la música rap, alternativa, rock, salsa etc.
? Medios (TV, vídeo, música, cine, etc.)
? Educación
? Familia
? Pérdida, dolor, muerte
? Uso y abuso de drogas y alcohol
? Relaciones, roles y responsabilidades
? Enojo
¡Recuerda! Nadie tiene toda la sabiduría de Dios. Sé un mediador, un moderador, un abogado. No puedes tener todas las respuestas a todas las preguntas. Escucha, escucha y escucha. Asegúrale al adolescente: «Estamos en esto juntos y vamos a tratar estos temas juntos». Debes estar dispuesto y preparado para pedir ayuda a otros cuando te enfrentes a preguntas y situaciones que ya no puedes manejar.
H. Prepárate para incluir a la familia entera en tu intento de relacionarte con un adolescente con problemas.
El propósito no es ganarlos y quitarlos de su familia sino de reunificarla. Comparte con los miembros de su familia tus estrategias, victorias y derrotas. Busca el involucramiento de la familia y trabaja con ella sin importar lo fragmentada que parezca por fuera.
I. No comiences algo que no vas a terminar. Estos adolescentes han sufrido múltiples fracasos, rechazos y decepciones. No te permitas ser otra fuente de dolor y tristeza para ellos.
J. Debes estar dispuesto a que tu vida se interrumpa en todos los niveles: profesional, espiritual, emocional y personal.
K. Practica con tu vida el evangelio que predicas con tu boca. La juventud perdida no ha observado la realidad de un Cristo resucitado reflejado en un estilo de vida. Muchas de las cosas que un adulto da por sentado le son totalmente extrañas a un adolescente con problemas.
El mejor ejemplo es el amor de un padre. El rol y las responsabilidades de un padre amoroso resultan extrañas para ellos porque en muchos casos el padre está ausente, no existe, o la madre no sabe quién es el padre.
La imagen mental y emocional que tiene el muchacho de su Padre Celestial se establece inicialmente y se desarrolla según la relación que tenga con su padre terrenal. ¿Te das cuenta de lo difícil que es explicarle el amor de Dios por la humanidad a un muchacho que la única figura paterna que ha experimentado ha sido abusiva, adicta o directamente inexistente?
La gracia es el inmerecido amor de nuestro Padre celestial que El nos da con liberalidad es vital para entender la salvación. El joven con problemas pocas veces comprenderá esta verdad sin que alguien le demuestre esa gracia.
En las vidas de la mayoría de los adolescentes ha habido poca o ninguna evidencia de compromiso. Es un valor modelado que se refuerza a través de la interacción con un adulto comprometido.
Lealtad va siempre unida con el compromiso. Es un sentido de pertenencia y adhesión por el que vale la pena luchar. Estos jóvenes no tienen un sentido de lealtad hacia sí mismos, hacia su familia ni hacia Dios. Nuevamente, la ausencia de la familia, a menudo lleva al joven a que no comprenda la importancia y el verdadero significado de la lealtad.
Otros principios carentes en las vidas de estos adolescentes son el perdón, carácter, integridad, honestidad, sacrificio, fidelidad, devoción, humildad.
L. Usa principios y verdades bíblicas para establecer normas de vida.
Es importante emplear el libro de Proverbios como fundamento a fin de enseñar principios de cómo responder a las pruebas de la vida. Dios nos diseñó para que los padres impartan esos principios. Si los padres no son la opción, busca formas de impartir los siguientes principios y verdades a sus mentes.
«Comerán el fruto de su camino, y serán hastiados de sus propios consejos» (Pr. 1:31). Aplicación: Sus malos hábitos los destruirán.
«Retén el consejo, no lo dejes; guárdalo, porque eso es tu vida» (Pr. 4:13).
Aplicación: Debemos aprender a tener el corazón abierto para aceptar consejos.
«La justicia de los rectos los librará; mas los pecadores serán atrapados en su pecado» (Pr. 11:6). Aplicación: La gente queda atrapada por su estilo de vida. No puedes escaparte.
«La ciencia del prudente está en entender su camino; mas la indiscreción de los necios es engaño» (Pr.14:8). Aplicación: La gente prudente planea, se prepara, desarrolla estrategias y las completa pero la necedad del necio es decir una cosa y hacer lo opuesto.
Podríamos seguir mucho más pero creo que puedes ver cómo la palabra de Dios se convierte en el fundamento de todas las experiencias de la vida.
M. Al relacionarte con un adolescente con problemas es probable que te encuentres supliendo varios roles. Aunque no puedes cubrir todas las expectativas de cada rol, puedes dar tu apoyo en algunas de las siguientes áreas. No trates de forzarlo a que entre en el molde de tus expectativas sino responde a las necesidades que percibes en él. Sé flexible, seguro, manejable, abierto, bien plantado, un hombre de Dios. Quizás te encuentres siendo diferentes cosas en diferentes situaciones:
Padre, maestro, mentor, amigo, consejero, trabajador social, pastor, conciencia, defensor, confidente, fuente espiritual, salvavidas.
N. La depresión es una triste y verdadera realidad emocional. El consejero tiene que aprender a saber identificar los signos de este muy profundo, real traumático problema que enfrenta la juventud de hoy.
O. Cuando trabajas con la juventud perdida, estás en una maratón y no en los 100 metros planos. Prepara tu mente para la acción. Sé fuerte y valiente. Es una larga carrera.
P. No prometas algo que no puedes cumplir. Promesas quebrantadas a menudo producen personas quebrantadas que viven vidas quebrantadas.
Q. Sé sabio y honesto en tu comunicación.
R. Date cuenta de que no eres la fuente del cambio sino el catalizador del cambio. A menudo el cambio ocurre dentro del contexto de una relación. Y tu relación puede ser el puente entre un adolescente y el reconocimiento de su necesidad de un Salvador. Descansa siempre en el hecho de que es el poder del Cristo resucitado que produce el cambio.
S. Prepárate para la desilusión, el fracaso y el dolor pero no personalices esas fallas como si fueran tuyas.
III. Cómo puedo lograr el encuentro de dos mundos
A. Ora fervorosamente, con diligencia, y en forma específica por ese joven.
B. Gánate su confianza para entrar en su vida y mundo personal. Siempre alerto para descubrir cualquier signo que signifique que necesita ayuda. Sé sincero, real y buen oidor.
C. La juventud perdida a menudo tiene vidas muy complicadas. En su estilo de vida pueden tener participación de la policía, abogados, consejeros, trabajadores sociales, la escuela, padres, padrastros, abuelos, familias mixtas, novias, etc. Todos tirando de ellos y causando una guerra emocional. Dispónte a escuchar y a involucrarte en esos procesos cuando sea apropiado.
D. Busca maneras específicas para involucrarte con sus padres y demás familiares. Comparte una comida, un servicio en la iglesia, el cuidado de niños, una salida, etc.
E. No permitas que tu dolor personal interfiera con los objetivos de la misión o tu vida familiar. Vas a ver, escuchar, sentir y percibir más emociones que nunca.
F. Da pasos pequeños y graduales. El progreso es lento y a veces sin grandes ocurrencias.
G. La firmeza, la justicia y la consistencia son necesarias.
H. Los adolescentes con problemas a menudo pierden la habilidad de pedir ayuda en forma efectiva, normal y positiva. Tienes que aceptar lo que ellos ofrecen y cómo lo ofrecen. En otras palabras descifrar lo que quieren decir.
I. Relaciona continuamente tu testimonio, tu estilo de vida con la realidad de Jesucristo para que puedan ver que tu esperanza. Deben ver enfáticamente la realidad de Cristo reflejada en tu estilo de vida y entender que es Jesús el que marca la diferencia en tu vida que El puede hacer lo mismo en la suya.
J. Habla de temas relevantes. Los jóvenes quieren hablar de temas reales de la vida en forma seria. Demuéstrales la realidad de Cristo en esos temas. Usa los principios bíblicos al hablar de los temas de la vida.
IV. La mayor necesidad de un adolescente con problemas
Recuerda que como humanos nuestra segunda necesidad básica para el desarrollo es el amor. Si el muchacho no recibe el amor necesario, buscará un sustituto o una imitación para cubrir esa falta de amor.
Ellos intentan llenar ese vacío con conductas del tipo búsqueda de atención. Es posible que estos muchachos se desesperen en sus intentos y hagan cualquier cosa que sea necesaria para cubrir esa necesidad de amor. Delincuencia, mal comportamiento, drogas, alcohol, fantaseo suicida, conductas destructivas pueden ser intentos de llamar la atención como imitación de la falta de amor percibida. San Agustín dijo: «El hombre fue creado con un vacío que tiene la forma de Dios y que sólo Dios puede llenar».
Un adolescente con problemas necesita un Salvador. Necesita la llenura que sólo Dios puede dar a través de un encuentro personal y de una relación con Jesucristo. Sólo Dios puede satisfacer verdaderamente los deseos y el vacío de una vida sin Cristo.
Necesitan desesperadamente ver cómo es una persona que ha vivido en forma consistente de acuerdo al evangelio. Cuando la familia está tan fragmentada y en muchos de los casos simplemente no existe, alguien debe ser ese embajador (representante personal) ante estos jóvenes.
Si aceptas el desafío, tienes por delante una tarea descomunal. Será un viaje lleno de dolor, intriga, desilusión, obstáculos pero mezclado con la satisfacción de hacer lo que Dios te ha llamado y te ha movido a hacer.
Si Dios te ha llamado para alcanzar a la juventud perdida, significa que te está dando todo lo que necesitas en Cristo para completar la tarea que El te ha encomendado. Como Pablo nos lo recuerda «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil. 4:13).
V. Qué es lo que no hay que hacer
A. No empieces algo que no puedes terminar.
B. Ten cuidado con tu apego emocional. Los adolescentes con problemas necesitan verdad, realidad y compromiso, no simplemente compasión y dolor.
C. No te alarmes, no te sorprendas por nada ni bajes la guardia.
D. No combatas el enojo con enojo. Nadie gana. La blanda respuesta quita la ira (Pr. 15:1).
E. No excluyas a la familia. Debes encontrar las piezas rotas e intentar incluirlas en el proceso de restauración/sanidad.
F. No busques siempre lo milagroso.
G. No te pierdas la obra del Espíritu Santo por pasar por alto avances pequeños e insignificantes. Ejemplo: Una sonrisa en un joven lleno de ira. Un joven que dice gracias o realiza cualquier otro acto de gratitud. Una visita o una llamada inesperada. Un gesto inesperado como abrir la puerta.
H. No trates de trabajar con un grupo o con una pandilla de adolescentes con problemas. La dinámica del grupo cambia y sobrepasa la individualidad de los miembros.
I. No te desalientes por su aparente falta de interés.
J. No pases por alto un pedido de ayuda genuino.
K. No te olvides de orar. La obra de Dios en particular sobre la vida de un joven con problemas puede estar directamente relacionada con tu oración intercesora, ferviente y efectiva.
L. No esperes que algo que tardó 16 años en ocurrir cambie en 6 u 8 meses. El cambio es un proceso lento.
M. No tengas miedo de ayudar a que el adolescente con problemas establezca metas fáciles de alcanzar. «Donde pones el ojo, pones el tiro».
N. No permitas que los adolescentes te manipulen para su propio beneficio. Sé firme, justo y uniforme.
O. No aceptes excusas. A menudo, el aceptar excusas se traduce en autorización para continuar con conductas inapropiadas.
P. No dejes de buscar el consejo y la sabiduría de otros. Es fácil quedar aislado y desarrollar sentimientos de culpa al tratar de alcanzar a un adolescente con problemas. La Biblia indica que: «En la multitud de consejeros está la victoria» (Pr. 24:6; ver 11:24 y 20:18).
Q. No olvides que el evangelio es tu meta suprema.
R. No comprometas la integridad (perfección) del evangelio.
S. No olvides que el cambio proviene de la regeneración del Espíritu. Tú sólo eres un catalizador o una plataforma para que llegue ese mensaje.
Al concluir es muy importante entender que la clave para alcanzar a la juventud perdida es la relación personal. Es donde el joven aprende a confiar. Y es allí donde se puede empezar el proceso de evangelismo y restauración. Se necesita desarrollar al máximo la comunicación entre el consejero y el joven. Involucrarse en actividades que puedan participar no solo el joven sino también su familia.
Este es el diseño y el propósito de Dios: que recibamos la gracia que Él nos ha dado y que les llevemos esa gracia a otros.
Roger Mason obtuvo el título en Justicia Criminal y en Consejería. Trabaja en una cárcel para jóvenes en Estados Unidos.