por Patricia Palau
Después de muchos años de haber sufrido cirugía de cáncer de mamas, Patricia, la esposa de Luis Palau, está agradecida por la instrucción teológica que recibió a desgana cuando era estudiante. Ahora resulta tener un valor práctico.
Durante mi época de estudiante había dos cosas de las que huía como a la plaga: la doctrina y la teología. Si consideraba que la materia no me era útil no le daba importancia, ?muéstrame cómo funciona?, era una de mis expresiones habituales.
En retrospectiva, particularmente después de la cirugía del cáncer de mamas a que fui sometida me he dado cuenta de que muchos de los conceptos que aprendí a desgana, los encontré muy prácticos especialmente durante los momentos de intensa presión espiritual que tuve que soportar.
Estoy convencida de que las mujeres no debemos tener temor a la teología ni el estudio de las enseñanzas bíblicas profundas. Frecuentemente dejamos estas materias para los hombres.
Estoy descubriendo que cuanto más me dedico al estudio de la teología, más me gusta y más entiendo su aplicación práctica.
Todo esto que en apariencia es aburrido y doctrina pesada nos guía a la capa superior ?el estudio de Dios? y desciende al estudio del hombre hasta que al final llega al tema que nos concierne a todos: ¿cómo es Dios?
Tener cáncer me ha enseñado muchísimo sobre los atributos de Dios cuando me preguntaban: ¿por qué esto? ¿por qué ahora? ¿por qué yo? ¿por qué un Dios misericordioso permite esto?
Si nosotras, como mujeres, confiáramos más en nuestra habilidad de comprender las verdades de Dios, entonces seríamos más respetadas en el área de teología. Yo conozco a muchas mujeres devotas por las que oro regularmente y espero que ellas también oren por mí. Pero cuando tengo alguna pregunta de verdadera profundidad teológica, hay muy pocas mujeres cuyas respuestas merezcan mi confianza.
Hay, sin embargo, ciertas mujeres que merecen mi respeto en el ámbito teológico. Una de ellas es Elizabeth Elliot. Cuando tomo uno de sus libros estoy segura de encontrar argumentos teológicos bien fundados. Es una pensadora.
Hay otra mujer relativamente desconocida ?aun en su propia congregación? quien es una talentosa pensadora teológica. Lamentablemente está pronta para reunirse con el Señor. Me enseñaba cuando yo era niña. Me solía decir: ?No me importa si ahora no tienes interés, Patricia, escucha; tienes que aprender esto. Algún día me lo agradecerás?.
Hasta el día de hoy ella sigue con el estudio de la Biblia y continúa aprendiendo verdades nuevas. No hace mucho me dijo: ?Creo que recién ahora comienzo a entender Romanos capítulo 7?. ¡Y cuenta con más de 80 años!
Esto me emociona. Yo quiero seguir estudiando y no volver a la repetición del mismo material una y otra vez. Quiero explorar ideas nuevas; verdades más profundas.
Aun si la verdad parece confusa, algún día en el momento oportuno la importancia de esto se dará a conocer y se apoderará de mí. Experimenté muchas situaciones así durante el transcurso de mi enfermedad. Recuerdo haber estudiado, sin mucho entusiasmo, el tema de la naturaleza tripartita del hombre, hace ya algunos años. La idea de que el hombre se compone de cuerpo, alma y espíritu tenía muy poco significado práctico para mí en aquel entonces.
Sin embargo, durante mi lucha con el cáncer aprendí que hay días cuando mi cuerpo y mente están agotados, mi espíritu está firme hasta alegre.
Alguien se me acercó y observó los efectos del cáncer en mi cuerpo; vió los efectos de la quimioterapia reflejados en mi inhabilidad para articular y me decía con un tono un tanto patético:
?Hola Patricia, ¿cómo te sientes?
?Me siento muy bien.
?Pero Patricia ¿no estás desanimada? ¿Hay algo que pueda hacer por ti?
?No gracias, estoy muy bien? insistía.
Y esa es la verdad, porque mi espíritu fue redimido totalmente, estaba sano y seguro en la protección del Espíritu Santo.
Mi alma, mi mente y mis emociones pueden estar luchando pero espiritualmente soy victoriosa.
Me alegra haber aprendido esa doctrina cuando era estudiante, de otra manera ahora me sentiría llena de culpa y confusión. ¿Cómo podría sentirme tan destrozada por dentro y al mismo tiempo tener tanta seguridad?
Sin embargo soy consciente de que estoy luchando con un físico que está ligado a la tierra. Cuando mi cuerpo sufre, mi mente trabaja horas extras y mis pensamientos son malos.
¿Cómo puede ser cuando la Biblia nos asegura que Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía (Isaías 26:3)?
Es muy fácil de comprender cuando reconocemos que fuimos creados así, seres tripartitos. Doy gracias a Dios por aquéllos que me enseñaron estos temas sólidos de la teología.
He observado que en muchas reuniones para mujeres cuya particularidad principal es compartir y realizar estudios bíblicos no muy profundos, que generalmente convocan gran concurrencia. Es difícil generar entusiasmo por un estudio profundo de las Escrituras por su propio mérito, cuando se compite con temas tan populares como los cursos de ?Qué hacer para…?. Cuanto mejor conozco a Dios y lo que Él dice, mejor me conozco a mí misma y cómo me desempeño eficazmente.
Estoy convencida de que seríamos mejores esposas, madres y amigas si conociéramos mejor a Dios. Sabríamos cómo mantener un rumbo firme en el mundo incierto de hoy. Si conociéramos a Dios más profundamente y empleáramos menos tiempo en el estudio del conocimiento de uno mismo y de auto superación, entonces un día nos daremos cuenta de que ?Yo sé qué hacer y pensar en esta situación porque sé lo que Dios enseña sobre este tema?. .
Me gustaría estimular el interés de ustedes a fin de que pasen más tiempo estudiando las cosas profundas de Dios, para que puedan apoyarse en las verdades básicas de la Biblia cuando lleguen los momentos de prueba.
Quiero ser conocida como una mujer que apoya a su esposo y que desea crecer espiritualmente. Quiero ser conocida como una mujer que ama a Dios y a Su Palabra; como una persona que sabe del valor de la verdad sobre todas las demás cosas; como una mujer que reconoce que lo que Dios dice es lo que realmente importa.
Quiero transmitir mi amor por Dios y Su Palabra a mis hijos a fin de que ellos puedan ser de bendición a su generación. Quiero ser una bendición para mi esposo y contribuir a su ministerio ?no sólo en el mantenimiento de un hogar ordenado? sino también donde mi estudio progresivo de la Biblia pueda tener efecto.
Cuando escucho a mi esposo usar una ilustración que yo le encontré, o que utiliza en el sermón un bosquejo que yo desarrollé, siento un tremendo sentido de logro y autoestima.
Debemos ser teólogas no sólo para nuestro propio bienestar sino también por el bien de las personas que amamos y de las generaciones venideras.
Habrá quienes son influenciadas por lo que realizamos detrás de escena como mujeres de apoyo y por la devoción ejemplar de nuestras vidas.
Patricia Palau es la esposa del evangelista Luis Palau.