por Dr. Jaime Mirón

Para llevar una vida pura y mantener la pureza tenemos que:

1. Mirar el mundo con los ojos de Dios
Tenemos solo dos opciones, evaluar todo a través de los ojos de Dios o adoptar la óptica del mundo. Una definición de la sabiduría es: Mirar o enfocar la vida con los ojos de Dios. El contraste entre las dos opciones se encuentra en 1 Juan 2:15-17:

«No amen a este mundo ni las cosas que les ofrece porque cuando aman al mundo, no tienen el amor del Padre en ustedes. Pues el mundo sólo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo; y este mundo se acaba junto con todo lo que la gente tanto desea; pero el que hace lo que a Dios le agrada vivirá para siempre».

No queremos que el mundo dicte cómo hemos de llevar nuestra vida, sino que nuestros deseos sigan lo que dice Dios. Por lo tanto, el primer paso para no apartarse de una vida pura es mirar la vida con los ojos de Dios.

Hace tiempo, durante una conferencia, un pastor de jóvenes me dijo: «Yo podría tener tantas mujeres como quisiera». Dio a entender que no las tiene porque es cristiano. Sin embargo, hay una gran falla en su cosmovisión. El cristiano ve la vida con los ojos de Dios, entiende los beneficios de la pureza y ni piensa en tener «tantas mujeres como quisiera».

Nos tocó a mi esposa y a mí aconsejar a una pareja pastoral donde la esposa del pastor se había enamorado de otro pastor porque «no había recibido suficiente cariño en la casa». Era una nueva obra y el pastor reconoció que dedicaba demasiado tiempo a la congregación y muy poco a su esposa. Dos matrimonios y dos iglesias corrieron peligro y varios hijos habrían quedado sin padre. Pasado un tiempo, le pregunté a mi esposa: «Si yo no te dedicara suficiente tiempo, ¿buscarías a otro?». Mi esposa me dijo en forma inmediata: «No te puedo contestar, porque ni pienso de esa manera. Me concentro en ti y eso es todo». Eso es ver la vida con los ojos de Dios.

«¿Cómo puede un joven mantenerse puro? Obedeciendo tu palabra» (Salmo 119:9).

2. Entender las consecuencias de la impureza
En segundo lugar, para llevar una vida de pureza tenemos que saber que la impureza siempre deja secuelas.

Cuando fui pastor de jóvenes, tuvimos un grupo grande y activo. Años más tarde nos topamos con una de las chicas de aquel grupo que me contó su triste historia. Lo que más me llamó la atención fue la siguiente frase: «Pensaba que Dios no tenía otra cosa que hacer, entonces decidió prohibir las relaciones sexuales antes del matrimonio. Ahora ?confesó con lágrimas en los ojos? entiendo el porqué».

Ella sufrió en carne propia las secuelas de no mantenerse pura. Por lo tanto, antes de estudiar los beneficios de la pureza, es vital comprender las consecuencias de la impureza, es decir: De no vivir conforme a las normas y los caminos de Dios.

«¿Acaso puede un hombre echarse fuego sobre las piernas sin quemarse la ropa? ¿Podrá caminar sobre carbones encendidos sin ampollarse los pies? Así le sucederá al hombre que duerme con la esposa de otro hombre. El que la abrace no quedará sin castigo» (Proverbios 6:27-29).

«Pero el hombre que comete adulterio es un necio total, porque se destruye a sí mismo» (Proverbios 6:32).

«Pero al final ella [la mujer inmoral] resulta ser tan amarga como el veneno, tan peligrosa como una espada de dos filos. Sus pies descienden a la muerte, sus pasos conducen derecho a la tumba» (Proverbios 5:4-5).

«Así que ahora, hijos míos, escúchenme. Nunca se aparten de lo que les voy a decir: ¡Aléjate de ella! ¡No te acerques a la puerta de su casa! Si lo haces perderás el honor, y perderás todo lo que has logrado a manos de gente que no tiene compasión. Gente extraña consumirá tus riquezas, y otro disfrutará del fruto de tu trabajo. Al final, gemirás de angustia cuando la enfermedad consuma tu cuerpo. Dirás: ?¡Cuánto odié la disciplina! ¡Si tan sólo no hubiera despreciado todas las advertencias! ¿Por qué no escuché a mis maestros? ¿Por qué no presté atención a mis instructores? He llegado al borde de la ruina y ahora mi vergüenza será conocida por todos?» (Proverbios 5:7-14).

Finalmente, no nos engañemos, la persona que comete inmoralidad tendrá que enfrentarse con Dios.

«Honren el matrimonio, y los casados manténganse fieles el uno al otro. Con toda seguridad, Dios juzgará a los que cometen inmoralidades sexuales y a los que cometen adulterio» (Hebreos 13:4).

3. Huir de todo lo que pueda hacerte daño
En tercer lugar, para llevar una vida de pureza es imprescindible huir del pecado sexual y aun su tentación.

Volvamos a lo que aconseja Pablo en 2 Timoteo 2:22 de huir «de todo lo que estimule las pasiones juveniles». La tentación comienza en la mente y el corazón. Santiago nos ofrece un análisis de la tentación:

«La tentación viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran. De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja crecer, da a luz la muerte» (Santiago 1:14-15).

Para ver la tentación nacer, crecer y florecer sólo tenemos que examinar lo que sucedió con el rey David en 2 Samuel 11.

«En la primavera, cuando los reyes suelen salir a la guerra, David envió a Joab y al ejército israelita para pelear contra los amonitas. Destruyeron al ejército amonita y sitiaron la ciudad de Rabá. Sin embargo, David se quedó en Jerusalén. [No estuvo en el lugar apropiado]. Una tarde, después del descanso de mediodía, David se levantó de la cama y subió a caminar por la azotea del palacio. Mientras miraba hacia la ciudad, vio a una mujer de belleza singular que estaba bañándose. Luego envió a alguien [abuso de poder] para que averiguara quién era la mujer y le dijeron: ?Es Betsabé, hija de Eliam y esposa de Urías [uno de los hombres valientes de David] el hitita?. Así que David envió mensajeros para que la trajeran y cuando llegó al palacio, se acostó con ella. Luego ella regresó a su casa. (Betsabé recién había terminado los ritos de purificación posteriores a su período menstrual). Tiempo después, cuando Betsabé descubrió que estaba embarazada, le envió el siguiente mensaje a David: ?Estoy embarazada?. Entonces David envió un mensaje a Joab: ?Mándame a Urías el hitita?. Así que Joab se lo envió. Cuando Urías llegó, David le preguntó cómo estaban Joab y el ejército, y cómo marchaba la guerra. Después le dijo a Urías: ?Ve a tu casa a descansar?. David incluso le envió un regalo a Urías apenas este dejó el palacio. Pero Urías no fue a su casa, sino que durmió esa noche a la entrada del palacio con la guardia real».

Leí un estudio que dice que los niños entre los 2 y los 11 años de edad cada semana ven más de 27 horas de televisión, con escasa supervisión de los adultos.

En un hogar promedio, la televisión está prendida algo más de 8 horas diarias. El hombre ve 28 horas de TV a la semana y la mujer, 33 horas. Muchos adolescentes ven hasta 5 horas al día de TV, pero se está reduciendo debido al uso de los videojuegos.

Sin tomar en cuenta lo que se ve después de la 11 de la noche, la TV presenta unas 14 mil escenas de sexo por año. Más del 90% de todo el sexo visto en la TV sucede fuera del matrimonio.

El reconocido autor Lee Strobel «Rara vez vemos las consecuencias del sexo fuera del matrimonio. Durante mis días como ateo, mi mayor objetivo era experimentar el placer. Llevaba un estilo de vida promiscuo y dejé un reguero de mujeres desilusionadas. Empleaba todo tipo de tácticas para conquistarlas: piropos, mentiras, etc. Después, las abandonaba cruelmente sin volver a pensar en ellas. En vez de lograr la felicidad y sentirme realizado, sentía un gran vacío interior. Ahora me asombra saber que una persona como yo ?o una persona como tú? pueda ser adoptada en la familia de Dios para siempre».

Los siguientes pasajes de las Escrituras recalcan la importancia de huir «de todo lo que estimule las pasiones juveniles».

«El sabio tiene hambre de conocimiento, mientras que el necio se alimenta de basura» (Proverbios 15:14).

«Aparta mis ojos de cosas inútiles y dame vida mediante tu palabra» (Salmo 119:37).

«Me negaré a mirar cualquier cosa vil o vulgar [?]» (Salmo 101:3).

«Hice un pacto con mis ojos, de no mirar con codicia sexual a ninguna joven» (Job 31:1).

«Sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque éste determina el rumbo de tu vida» (Proverbios 4:23).

A veces cuando conversamos con una persona que afirma desesperada: «No puedo más, la tentación es demasiado fuerte», leemos juntos:

«Por lo tanto, si tu ojo ?incluso tu ojo bueno? te hace caer en pasiones sexuales, sácatelo y tíralo. Es preferible que pierdas una parte de tu cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano ?incluso tu mano más fuerte? te hace pecar, córtala y tírala. Es preferible que pierdas una parte del cuerpo y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno» (Mateo 5:29-30).

En la historia de la iglesia, encontramos personas que se han desfigurado en un sincero intento por aplicar estos versículos a su propia vida. Pero ¿cuál sería una aplicación correcta para nuestros días? Me parece que sería algo así: «Si tu computadora ?incluso tu nueva computadora con el más nuevo procesador? te hace pecar, tírala. Es preferible que pierdas una computadora y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno». ¡A veces la palabra «huir» requiere una acción drástica!

Quisiera agregar algo más: Cuando uno huye de algo también debe huir hacia algo. Nunca hemos de dejar un vacío. Hay que correr al Señor, hay que correr al buen material y hay que correr hacia las amistades sanas. Leamos completo el ya citado 2 Timoteo 2:22:

«Huye de todo lo que estimule las pasiones juveniles. En cambio, sigue la vida recta, la fidelidad, el amor y la paz. Disfruta del compañerismo de los que invocan al Señor con un corazón puro».

El comentarista Matthew Henry dice acerca de este pasaje: «Mientras más sigamos lo que es bueno, más rápido y más lejos huiremos de lo malo. Mantener la comunión de los santos nos sacará de la comunión con las obras infructuosas de las tinieblas».[1]

Pablo agrega:
«Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza» (Filipenses 4:8).

Si uno está casado, debe huir hacia su cónyuge.
«Vive feliz junto a la mujer que amas, [?]. La esposa que Dios te da es la recompensa por todo tu esfuerzo terrenal» (Eclesiastés 9:9).

«Que tu esposa sea una fuente de bendición para ti. Alégrate con la esposa de tu juventud. Es una cierva amorosa, una gacela llena de gracia. Que sus pechos te satisfagan siempre. Que siempre seas cautivado por su amor. Hijo mío, ¿por qué dejarte cautivar por una mujer inmoral o acariciar los pechos de una mujer promiscua?» (Proverbios 5:18-20).

4. Prever la tentación
En cuarto lugar, para llevar una vida de pureza uno tiene que entender que siempre habrá tentación sexual.

La Biblia indica que en esta vida nunca estaremos libres de tentación. Incluso la tentación sexual no es algo que sucede una sola vez sino una y otra vez. Por lo tanto, el sabio prevé la tentación a fin de tomar precauciones.

Hay un importante versículo en Mateo 26:41 que aconseja: «Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil».

En el contexto de las relaciones sexuales, el mismo Satanás se llama el «tentador» (ver 1 Corintios 7:5 y también 1 Tesalonicenses 3:5); Pablo dice que es posible conocer y prever las maquinaciones malignas de nuestro enemigo (2 Corintios 2:11).

Si vamos a vencer la tentación, es vital encontrar nuestros puntos débiles y activar ciertas medidas preventivas. Es bueno que nos formulemos las siguientes preguntas: ¿Cuándo es más fuerte la tentación? ¿Hay factores contribuyentes, es decir, algo que alimenta la tentación? ¿Realmente huyes de la tentación? ¿Sucede cuando estás con cierta o ciertas personas o durante determinada actividad?

Continuará

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