por Beatriz Espinoza de Zapata

Nuestros hogares evangélicos, sufren de una marcada anemia espiritual. Nos hace entender la importancia de la preparación de la pareja a todo nivel para que la formación del nuevo hogar sea un éxito a los ojos de Dios y de los hombres.

El tiempo que el pastor o consejero invierta con la pareja, será altamente beneficioso, para la futura familia. Además, con esa «siembra», el pastor obtendrá frutos positivos para el bien de su congregación, ya que al «pastorear» al futuro matrimonio, estará fortaleciendo y nutriendo a su iglesia.

Sesiones

El consejero debe tener preparado material escrito para poder compartir con la pareja. Recordemos que solo un 18% de lo que escuchamos permanece fijo en nuestra mente para ser procesado, contra un 80% de lo que escribimos o leemos. Es importante que cada cónyuge tenga su propia copia para poder anotar cualquier pensamiento que a ella o a él pareciera interesante.

Principiamos por establecer acercamiento con la pareja. Ya con antelación los conocemos, sabemos quienes son y probablemente somos amigos. Pero el hecho de que se hayan acercado a nosotros para obtener orientación antes de dar ese importante paso, ya ha establecido cierto grado de autoridad, intimidad y afecto.

Seguidamente debemos platicar acerca del propósito de estas sesiones. ¿Por qué estamos aquí?

Bueno es enumerar esos propósitos:

1. Establecer relación entre la pareja y el pastor o consejero.
2. Llevar a la pareja a un entendimiento claro de las responsabilidades que están adquiriendo, a todo nivel.
3. Corregir mitos o áreas de expectaciones equivocadas.
4. Ayudar a la pareja a conocerse y entenderse. Descubrir áreas débiles y fuertes de cada uno.
5. Ayudar a cada individuo a expresar sus expectaciones y temores acerca del matrimonio.
6. Darles oportunidad para su crecimiento espiritual. Toda consejería prematrimonial debe incluir un estudio a fondo del papel que Dios va a jugar en el matrimonio y formación de una nueva familia cristiana.
7. Ayudar a los novios con toda firmeza y claridad a contestar la pregunta: ¿Es la voluntad de Dios que nos casemos?
8. Empezar a hacer arreglos para la ceremonia nupcial.
9. Identificar la nueva relación que tendrán con sus padres y suegros.

Conociéndose

1. Como individuos
El consejero pedirá que cada uno escriba por separado lo que conoce de su pareja:
a) Sus gustos, sus valores, sus deseos, sueños y ambiciones
b) Lo que le irrita, le enoja, le confunde
c) ¿Qué significa para el hombre la palabra «sumisión»? ¿Qué significa para la mujer?
d) ¿Qué significa para cada uno lo establecido por Dios: «El hombre es cabeza de la mujer»? Si eso se refiere a ser líder espiritual de su hogar, ¿qué significa eso para cada uno?
e) ¿Qué tan bien conoce a su pareja? ¿Es inseguro? ¿Sincero? ¿Amargado? ¿Rencoroso? ¿Alegre? ¿Celoso? etc.

2. Conociendo el área espiritual
El consejero pedirá que cada uno escriba por separado cuánto sabe del área espiritual de su pareja:
a) ¿Es genuinamente convertido? ¿Tiene usted serias dudas de su conversión a Cristo?
b) ¿Qué lugar cree usted que Dios ocupa en la vida diaria e íntima de su pareja?
c) ¿Cuánto lee su Biblia? ¿La estudia? ¿Cree que la Palabra de Dios es inerrante?
d) ¿Considera aburrido asistir a la iglesia?
e) ¿Han orado juntos como pareja?

3. Clarificando ideas sobre las expectativas matrimoniales
El consejero pedirá a cada uno que trabaje en su hoja personal:
Enumere del 1 al 8 lo que es más importante par usted en su matrimonio.
a) Seguridad (incluye casa propia, seguro médico, de vida, etc.)
b) Compañerismo
c) Sexo
d) Romance y ternura
e) Animo, estímulo
f) Identificación espiritual
g) Interés intelectual
h) Actividades juntos

4. El consejero ahora pedirá a cada uno que escriba cinco razones por las que se quiere casar con ella o con él.

Diálogo

En primer lugar mi consejo es que no se distraiga con detalles. Todo este contenido debe discutirse a lo sumo en 1 hora con 15 ó 20 minutos.

El consejero cuidará del control de su tiempo. Si en un renglón siente que debe invertir más tiempo, sugerimos que estimule a la pareja a pasar tiempo juntos hablando de esa área, escribiendo sus reacciones, razones y argumentos y llegando a una conclusión de cómo resolverán ellos el problema.

Es bueno recordar que la consejería nunca es para resolver todos los problemas de la pareja. Ellos deben llegar a sus propias decisiones basadas en los principios bíblicos que el consejero les dé. Al estimular a la pareja a trabajar en sus diferencias en varias áreas, estaremos ayudándoles a madurar y aprender a confrontar esas diferencias honestamente, para llegar a una unión más profunda entre ellos.

El consejero deberá guiar el pensamiento de cada uno que se concentra en conocer mejor a su pareja. Para ser más específico: Cada uno debe saber con quién se está casando. Por ejemplo, el saber que su esposa es muy insegura, ayudará al esposo a tratar de comprenderla en esa área. Los celos se generan de la inseguridad y los celos son destructivos para la relación matrimonial. No puedo hacer suficiente énfasis en que se debe confrontar el área de los celos. Ambos deben saber que existen herramientas sencillas que se pueden emplear para contrarrestar este mal.

Además, no olvidemos que una parte muy importante en la relación matrimonial es el sentido del humor. La pareja que aprenda a reírse juntos, ganará mucho terreno en resolver los problemas conyugales que se presenten.

La discusión del aspecto machista es de mucha importancia. Cuando un hombre experimenta el nuevo nacimiento, también puede ser liberado del machismo. Una explicación correcta de Efesios 5:21 «Someteos unos a otros?» es muy valiosa al discutir este aspecto con la pareja. Es bueno estimular al varón a exteriorizar las conductas machistas (si las hay) que él aprendió en su propio hogar, no para juzgar a sus padres, sino para aprender y hacer la promesa que no sucederá en el nuevo hogar que está formando.

Durante el tiempo en que he escrito este artículo he estado involucrada en una consejería prematrimonial muy dinámica y bendecida. Se trata de una pareja que dentro de poco unirán sus vidas. Son jóvenes de 21 y 23 años, pero muy maduros tanto emocional como espiritualmente. Él principió la sesión sobre este tema diciéndome: «Hermana Beatriz, mi hogar es matriarcal. Mi padre no contesta ni dice nada y mi madre ordena, grita y manda. Yo quisiera sacudir a mi padre y pedirle que tome su lugar de líder. Yo quiero que mi novia lo sepa para que eso no se repita en nuestra relación. Yo me inclino a quedarme callado cuando tenemos un conflicto y ella habla y habla. Pero no deseo que mi futuro hogar termine como el hogar de mis padres».

Este es un diálogo sano y muy valioso. Tomé tiempo para asegurarme de que la novia comprendía lo que su novio quería decir. Le advertí: «Aunque te lleve media hora y te muerdas los labios, no presiones ni regañes. Quedándote callada estarás permitiendo que él se exprese, que hable, que ordene. Él es el jefe y líder de tu hogar. Dale espacio para aprender».

Es provechoso enfatizar este concepto: ninguno de los dos ha estado casado (en la mayoría de los casos), por lo tanto tienen que aprender sus roles respectivos. Cada uno debe permitirle al otro el espacio necesario para aprender su rol.

Yo creo firmemente que la esposa debe guiar al esposo en enseñarle cómo ella desea ser tratada. Estamos hablando de gente cristiana y no creo que algún varón tenga el deseo de casarse con una linda señorita para hacerla lo más desgraciada posible. Pero los hombres tienden a ser descuidados en su trato, no porque son malos, sino porque son hombres y son hombres pecadores. Creen que la esposa es uno de sus amigos y a veces la empujan, le hablan con brusquedad o la tratan igual que a los demás amigos. Yo siempre aconsejo a la novia a hacer acopio de toda su coquetería y encanto femeninos (que fue lo que atrajo a su novio a enamorarse de ella), y con amor y ternura hacerle ver a su esposo: «Amor, esta es la primera y la última vez que me tratas así. Juraste ante Dios cuidarme, protegerme y amarme. Cuando me tratas así me siento maltratada». Y les puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que un alto porcentaje de esposos cristianos se van a sentir mal y pedirán perdón. Además, aprenderán. La mujer es el regalo preciado que Dios le concede al hombre. Es una perla preciosa que el hombre debe cuidar y valorar. Muchas veces no lo hacen, porque las mujeres nos descuidamos en decirle a nuestros amados cómo deseamos que nos traten.

Al hablar del área espiritual es esencial aclarar el papel de líder espiritual del varón. Con Biblia en mano el consejero debe mencionar pasajes específicos donde Dios hace responsable al varón del funcionamiento del hogar: 1 Pedro 3:7Colosenses 3:19Efesios 5:232528331 Corintios 11:3 y otros. Estos pasajes deben de ser explicados a la pareja y el consejero debe asegurarse de que los novios entienden lo que dice la Escritura. Este es un argumento bíblico, no es humano. Es el orden de Dios para el hogar, no algo que inventó el consejero.

En varias ocasiones he tenido la hermosa oportunidad de enseñar a la pareja cómo orar juntos. Esto siempre me emociona. Se toman de la mano y les guío en una oración sencilla pero específica. Este no es el tiempo para orar por necesidades personales, sino por las cosas profundas que involucran la formación de un nuevo hogar cristiano. Es la oportunidad de pedirle al Señor Su enseñanza para hacer del varón un verdadero líder espiritual, que los dos aprendan a perdonarse, que la expresión física de su amor sea íntimamente satisfactoria, que Dios les permita mantenerse puros sexualmente hasta que llegue la hermosa noche de bodas, que los años que vienen sean una oportunidad de servir a Dios con el ejemplo de un hogar feliz en Cristo.

Invariablemente, al terminar, puedo ver lágrimas en sus ojos. Han establecido contacto con Aquel que es el más interesado en que sean felices: ¡Su Dios! Les dejo de tarea el orar así cada vez que estén juntos.

El consejero ahora escucha cómo cada uno lee en voz alta las expectaciones que tiene del matrimonio. Será interesante notar cómo en la mayoría de los casos las diferencias son mínimas. La pareja está de acuerdo en varios puntos y se admiran que antes no los habían tomado en cuenta. La identificación espiritual es importante señalarla y hacerles ver cuán importante es que los dos sean convertidos a Cristo y estén de acuerdo en asistir a una misma iglesia evangélica.

El compañerismo y las actividades juntos son para que la pareja se una gozando de entretenimiento sano y santo. Eso solidificará su matrimonio. La seguridad muchas veces la escoge la señorita como punto más importante. El varón debe clara y firmemente asegurar a su esposa que se ha casado con ella para toda la vida y está dispuesto a protegerla y darle lo que pueda materialmente para que ella se sienta segura. Aquí es bueno hacer notar que en nuestra cultura latinoamericana se ignora mucho la contratación de un seguro de vida. Uno de los mejores regalos que un esposo puede dar a su esposa es adquirir él un seguro de vida. Si algo le sucede, no la deja indigente. Ella tendrá algún recurso financiero para enfrentar esa nueva etapa crítica de su vida. Eso le dará mucha seguridad a la mujer.

Esta sesión se cierra con varias sugerencias:

1. Escribir para la próxima sesión cualquier duda que haya quedado de los discutido.
2. Preguntar a los novios: ¿Entendieron bien lo que Dios desea de ustedes en las diferentes áreas del matrimonio?
3. Entrelazar manos e invitar al Espíritu Santo a grabar las enseñanzas en esos dos jóvenes corazones.

Beatriz E. de Zapata, es mexicana, por más de 40 años vive en Guatemala. Casada por casi 45 años, con hijos y nietos. Como consejera es muy conocida y querida en Guatemala. Trabaja en una renombrada escuela secundaria en la ciudad de Guatemala

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