por Donald G. McDougall
Hay una necesidad de determinar no sólo la idea central de un pasaje, sino también el bosquejo que refleje la manera de pensar de un autor. Tres principios básicos nos deben guiar durante el proceso de bosquejar para la predicación expositiva.
Comunique el mensaje; no sólo lo bosqueje. Es imperioso concentrarse en la comunicación del mensaje, no sólo de su bosquejo. Nos inclinamos a bosquejos que los oyentes puedan recordar. Sin embargo crear un bosquejo que refleje de manera inadecuada el significado de un pasaje es algo terrible por más memorable que sea. Cuando se crea un bosquejo dentro del cual se pueden ajustar ideas humanas preconcebidas, se usurpa la importancia de enseñar la idea central de una sección y el expositor pierde su curso. En ese momento, el mensaje deja de ser una exposición de la Escritura y llega a ser una exposición de los pensamientos del predicador.
Encuentre el bosquejo; no lo conciba. Muchos predicadores se les dificulta recordar los puntos de su mensaje (lo cual los lleva a acudir constantemente a sus notas) porque han hecho su propio camino a través de un pasaje y no están siguiendo el claro sendero dictado por el autor bíblico.
Permita que el pasaje le dicte a usted; no usted al pasaje. Un gran peligro para aquellos que prefieren los nítidos bosquejos de tres o cuatro aspectos con paralelos es que el pasaje no podría prestarse para ese lujo. Cuando no se ajuste, no se atreva a forzarlo. Uno de los cumplidos más grandes que jamás me hayan hecho se me ofreció accidentalmente cuando una dama comentó luego de un mensaje: «Me percaté de que no tenía un bosquejo; simplemente fluyó». En realidad sí tenía un bosquejo que estaba siguiendo, pero era discreto; así debe ser. Como se presentará luego, un libro como Santiago no debería ser forzado a que encajara en un patrón de pensamiento sencillo y occidental ya que refleja una manera diferente de pensar que debe ser honrada al ser comunicado. Si el espacio lo permitiera, se podría hacer este mismo ruego para el entendimiento de libros enteros de la Biblia. Dos ejemplos deben bastar. Es más fácil recordar los contenidos de Génesis enfocándose en cuatro actividades y cuatro individuos clave, pero es mejor enfatizar la repetida frase «el libro de las generaciones de» al bosquejar el libro. Además, los Hechos podrían bosquejarse de varias maneras. Empero, haríamos bien en considerar los reportes de progreso que concluyen seis secciones de ese libro (6.7; 9.31; 12.24; 16.5; 19.20; 28.30-31). El lector que reflexione en estas divisiones definidas por Lucas adquiere mayor entendimiento en cuanto al significado del autor.
Los bosquejos contextuales básicos
Es indiscutible que el expositor debe concentrarse en determinar el bosquejo que mejor refleje la manera de pensar del autor. Unos ejemplos ilustraran los principios ofrecidos anteriormente.
1 Tesalonicenses 1. La idea central del primer capítulo de 1 Tesalonicenses gira alrededor de la declaración: «Damos siempre gracias» (1.2). Entonces esta cláusula es seguida por tres verbos (1.2b, 3, 4) que describen diferentes aspectos de ese agradecimiento. El primero (1.2b) explica la forma del agradecimiento, el segundo (1.3) el tiempo del agradecimiento, y el tercero (1.4) la razón para el agradecimiento. Los versículos 5 y subsiguientes están conectados con el versículo 4. Por eso el autor indica de manera distintiva que, aunque aparecen otros pensamientos importantes en el capítulo, el mayor tema del capítulo es el agradecimiento con una explicación de (1) cómo se hace, (2) cuándo se hace, y (3) por qué se hace. Teniendo en mente el flujo sintáctico del capítulo, es posible estudiar detalladamente una sección dentro del contexto. De nuevo, la estructura es de suma importancia. Por ejemplo, el tercer versículo tiene tres ideas paralelas que se indican mediante tres sustantivos de acción: obra, trabajo y constancia. Estos están conectados con tres virtudes cristianas: fe, amor y esperanza. Los sustantivos de acción describen tres características de los cristianos en Tesalónica que hacen falta en cualquier iglesia que procure cumplir con su responsabilidad dada por Dios. La iglesia necesita obreros, especialmente los que laboran hasta fatigarse y no se rinden en su trabajo para el Señor. Las palabras para fe, esperanza y amor pueden a su vez clasificarse como genitivos subjetivos¹. Esto indica que la obra necesaria es producida por los que tienen fe; la labor necesaria hasta fatigarse es producida por los que tienen motivación y amor sacrificado; y la tan necesitada resistencia es vista en las vidas de los que han dirigido su esperanza hacia el Señor Jesucristo. En última instancia, lo que la Iglesia realmente necesita para cumplir su misión es fe, amor y esperanza. La fe, el amor y la esperanza genuinas motivarán a los que las poseen a obrar, trabajar hasta fatigarse y permanecer hasta el fin. Estos elementos deben reflejarse en el mensaje como en el bosquejo del versículo.
2 Tesalonicenses 1. El agradecimiento también es el pensamiento principal en 2 Tesalonicenses 1. Aquí Pablo no sólo da gracias, sino que les recuerda a sus lectores que están obligados a «dar gracias» (1.3; cf. también 2.13). Es importante recordar esto al predicar acerca de este capítulo. Debido a que varias declaraciones escatológicas de importancia aparecen en esta porción, muchos creen que este pasaje sólo es acerca de la verdad escatológica, pero el propósito primordial no es presentar un tratado escatológico. Más bien expresa algunas de las principales razones para el agradecimiento por sus lectores. Las dos partes principales de este capítulo son el agradecimiento (1:3-10) y la oración (1:11-12). El agradecimiento por lo que Dios está haciendo por ellos [y nosotros] en el presente (1:4-5) y lo que Dios hará por ellos [y nosotros] en el futuro (1:6-10) debe enfatizarse en una exposición de la primera de las dos secciones del capítulo.
Gálatas 6:1-10. Gálatas 6:1-10 es un ejemplo excelente de un pasaje que se bosqueja a sí mismo de manera sencilla. El pensamiento central del pasaje está en el versículo 10. Con eso como punto de partida, el desarrollo de la sección es obvio. Además, debe recordarse su relación con el contexto anterior. Este pasaje describe el estilo de vida de un individuo que está lleno del Espíritu y manifiesta su fruto:
Idea central: Como aquellos que andan en el Espíritu y manifiestan el fruto del Espíritu.
1A. ¿Qué debemos hacer? (6.10) «hagamos bien a todos»
1B. Hacer bien a todos (declarado pero no desarrollado)
2B. (Hacer bien) especialmente a los de la familia de la fe
¿Qué implica? Esto se desarrolla en 6.1-8:
1C. Reparar
1D. El mandamiento (6.1a)
2D. La advertencia (6.1b)
2C. Llevar
1D. El mandamiento (6.2)
2D. La advertencia (6.3-5)
3C. Cumplir
1D. El mandamiento (6.6)
2D. La advertencia (6.7-8)
2A. ¿Cuándo debemos hacerlo? (6.10a) «según tengamos oportunidad»
3A. ¿Por qué tenemos que hacerlo? (6.9) «porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos»
Un collar de perlas
Santiago 1.1-12 se percibe correctamente como un hermoso collar de perlas. Esa es la mejor forma de describir el progreso del argumento del apóstol. Varias indicaciones señalan que el versículo 12 es un resumen de 1.2-11, una de las más significativas es la forma sustantiva de la palabra para «pruebas» en 1.2 y de nuevo en 1.12 que se usa de manera exclusiva en estos versículos. Esto contrasta con la forma verbal de la misma palabra (traducida «tentar») que se encuentra exclusivamente en 1.13-14. El cambio en las formas indica un tema nuevo. Una vez que se haya concluido que la primera sección se extiende desde el versículo 2 hasta el 12, el pasaje puede dividirse de la siguiente manera:
1A. Qué debemos hacer: 1.2
2A. Por qué debemos hacerlo: 1.3-4
3A. Cómo debemos hacerlo: 1.5-8
4A. Cómo afecta esto de manera practica a nuestras vidas: 1.9-11
5A. Qué le espera a los que vivan de esta manera: 1.12
Sin embargo, aun si se utilizara este bosquejo, el expositor podría fallar en expresar de manera adecuada, por no decir entender, el desarrollo lógico del autor. Esta sección de Santiago 1 en realidad, el resto del libro, no se bosqueja de acuerdo a los patrones occidentales. Esta estructura, y por ello nuestra predicación acerca del capítulo, debe caracterizarse más como un «collar de perlas», ya que eso es lo que es. Aun en base al texto castellano uno puede ver que «paciencia» es el pensamiento final del versículo 3 y la idea inicial del versículo 4. Se sigue el mismo patrón con el uso de «perfecto» en 1.4a, «falte» en 1.4b y 1.5a, «pedir» en 1.5a y 1.6a, y «dudar» en 1.6a y 1.6b. Seguir un hermoso collar de joyas preciosas como estas es parte importante de una exposición de este pasaje y otros como él. Es importante recordar esto porque Santiago no es el único autor que lo hace. En una escala más amplia, Pablo tiene muchos ejemplos de esta estructura. Una comprensión de ello ayuda al expositor a ver no sólo el flujo de toda una sección, sino también la correlación de pensamientos en las secciones subsiguientes en un libro.
Olas del mar
Otra clase de estructura ocurre en el primer capítulo de Efesios. A la persona que estudie los versículos 3 al 14 1e será de más utilidad percatarse de que Pablo no utiliza un bosquejo simple y balanceado. Imponer un bosquejo simétrico sobre este pasaje obvia el mensaje y los sentimientos de los versículos. El párrafo está lleno de emoción. Pablo ha laborado duro y luchado muchas batallas como siervo de Dios y ahora que el y su ministerio están envejeciendo, reflexiona acerca de todo lo que Dios ha hecho y está haciendo. A medida que lo hace, no logra escribir la carta en su estilo normal, sino que irrumpe en un éxtasis de alabanza a Dios. El derramamiento de alabanza no no está estructurado de manera sencilla, de acuerdo a los patrones comunes. Considerarlo como tal, pasaría por alto el impacto de sus palabras. Los pensamientos expresados podrían compararse mejor a las olas golpeando la orilla del mar, una tras otra. Los mismos pensamientos siguen repitiéndose una y otra vez, pero siempre con diferente intensidad.
Esta sección nos recuerda otra representación: la del final de una demostración de fuegos artificiales. Estallido tras estallido se suceden en el cielo. Sin que se repita, es imposible con una sola mirada, definir o apreciar totalmente cualquiera de los estallidos. Se debe apreciar toda la experiencia, aunque con un sentido de admiración. Ese es el ímpetu de este pasaje. Para captarlo, uno necesita concentrarse en las poderosas olas que continúan golpeando la orilla del mar o en los magníficos estallidos de luz que resplandecen en el cielo oscuro o, si así se quiere, en esos profundamente impresionantes y transcendentes pensamientos que continúan presentándose.
A medida que vemos las palabras iniciales de Efesios 1.3, nos damos cuenta de inmediato que al parecer Pablo por alguna razón ha interrumpido su acostumbrada introducción epistolar. El casi siempre comienza con agradecimiento y oración por sus lectores. Aquí aparecen, pero sólo luego de completar su exclamación de alabanza (cf. 1.15-16). ¿Qué lo lleva (y nos llevará) a irrumpir en tal exclamación de alabanza? Indudablemente está reflexionando en la unidad que Dios ha traído a su Iglesia, pero en definitiva está centrado en la comprensión paulina de:
1A. La fuente de nuestras bendiciones (1.3a) «Dios[…] que nos bendijo»
(De paso, el nombre de Dios sólo aparece aquí en los doce versículos, mas es el agente de la mayoría de las acciones dinámicas, así como de las pasivas, a las cuales se hace referencia.)
2A. La extensión sustancia de nuestra bendición (1.3h) «con toda bendición espiritual»
(No es posible exagerar la importancia del hecho de que uno de los principales obstáculos para entender este libro es que las bendiciones que se definen aquí no son materiales, físicas ni financiaras, sino espirituales.)
3A. La esfera de nuestra bendición (1.3c) 1B. «en los lugares celestiales»
(Uno no puede comenzar a comprender el mensaje del libro sin entender significado de esta frase, ni necesita, ni debe, salirse de los limites del libro para entenderlo.)
2B. «en Cristo»
(Sin El no existe el mensaje a los efesios.) COMO ELEGIR UN TÍTULO PARA UN MENSAJE
Para muchos predicadores la elaboración de títulos atractivos para mensajes se ha convertido en una habilidad sumamente desarrollada. Pero a pesar de su importancia, crear grandes títulos no es un criterio principal para un verdadero expositor. Es posible trabajar arduamente por mucho tiempo para que aparezcan las palabras adecuadas que atraigan a muchos, sólo para encontrar que muy pocas personas le prestan atención o ni siquiera les interesa. La búsqueda de título puede llegar a gastar de manera significativa el tiempo del predicador. Hay que recordar al menos unos cuantos principios básicos en cuanto a los títulos.
Los títulos deben reflejar el contenido del mensaje
Haga que el título refleje lo que el sermón va a decir. Hace poco se ofreció una presentación escrita con un título sumamente atractivo en una conferencia. Un oyente comentó: «El contenido de la presentación no se refleja de manera alguna en el título». En otro contexto, un músico apto, mientras discutía cierta cantata, dijo: «El problema con las obras preparadas por ese compositor es que a menudo ?la forma trasciende el mensaje?». Se debe recordar siempre estos dos pensamientos. Al elegir un título para un mensaje, el título debe reflejar el contenido del sermón y no debe trascenderlo u oscurecerlo en manera alguna.
De 1 Pedro 2.1-10 se puede sacar un ejemplo de un título que refleja el mensaje de un pasaje. Estos versículos son una unidad. El «pues» en el versículo 1 indica que la unidad es una extensión lógica de 1.22-25; la cual está compuesta de tres subsecciones distintivas: 2.1-3; 2.4-8; y 2.9-10. La primera se centra alrededor del mandamiento de desear la Palabra con una sed insaciable (cf. 2.2). El énfasis principal de la última subsección yace en proclamar las excelencias de Dios (cf. 2.9). Pero, ¿cuál es la esencia de 2.4-8?
Un estudio de los títulos dados a 1 Pedro 2.4-8 revela que pese a que el resto de los versículos hablan principalmente de Cristo y no del creyente, el enfoque casi siempre se pone en los sacrificios espirituales del versículo 5. Sin embargo, aun el enfoque del versículo 5 es en Él. Los creyentes son «piedras vidas» (2.5) sólo debido a su relación con El que por calidad es una «piedra viva» (2.4). Además, la única razón por la cual los sacrificios espirituales agradan a Dios es porque son canalizados «por medio de Jesucristo» (2.5). Entonces al elegir un título, se debe enfocar persona de Cristo más que el trabajo del creyente, Aquel a quien el creyente acude continuamente (2.4). Sólo entonces, de manera secundaria, se llama la atención a la relación del creyente con Cristo y el servicio para El. Con este trasfondo, pienso en algunos títulos preliminares que reflejan el contenido de las subsecciones a medida que muestran su estrecha relación.
1. Nuestra relación con la Palabra de Dios: 2.1-3
2. Nuestra relación con el Hijo de Dios: 2.4-8
3. Nuestra relación con los que no tienen Dios: 2.9-10
Estar consciente de estas tres ideas centrales conduce a los siguientes títulos para una serie de mensajes acerca de estas tres secciones.
1. La prioridad del hijo de Dios (sed de la Palabra): 2.1-3
2. La posición del hijo de Dios (relación con Cristo): 2.4-8
3. El privilegio del hijo de Dios (proclamación): 2.9?10
No importa cuales sean los títulos, deben reflejar el significado del pasaje y, por lo tanto, el contenido del sermón.
El tiempo invertido debe reflejar la importancia del título
Aparte el tiempo necesario para la preparación de un título homilético de acuerdo a su importancia en comparación con la del contenido del sermón. En algunas ocasiones especiales un título podría determinar el número y la naturaleza de las personas que asistan. En tales momentos, uno hace bien en prestarle más atención al título, siempre, por supuesto, asegurándose de que refleje el contenido del sermón. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones el título tiene poco que ver con la naturaleza o el número de los que asistan. La mayoría de las personas le prestan más atención a lo que se predica que al título del sermón. Se espera que las personas regresarán cada semana porque saben que recibirán el mensaje de Dios, no debido a un título estimulante. Por lo tanto, sin obviarlo por completo, concentre la mayor parte de su atención en el contenido del mensaje.
LA DISCIPLINA NECESARIA
Indudablemente, hay algunos grandes atletas natos. Sin embargo, cuando hablamos del campo de los expositores probablemente no exista algo así como un gran expositor nato. Ser un verdadero y reconocido expositor de la Palabra requiere disciplina. Implica arduo esfuerzo y una preparación minuciosa para la cual no hay sustitutos. Se debe invertir mucho tiempo y esfuerzo para establecer la idea central y determinar el bosquejo de un pasaje. También se debe dedicar algún tiempo al título del Todas las fases deben reflejar de manera precisa ?y ninguna debe oscurecer ni tener prioridad sobre otra?, el mensaje de los autores divino y humanos de la Escritura.