LA GUERRA ESPIRITUAL O EL VIEJO ANIMISMO

por Roberto J. Priest, Tomás Campbell y Bradford A. Mullen

Jim, un nuevo misionero, y Pilak, un autóctono, se hicieron amigos. En señal de amistad, Pilak le regaló a Jim una muñeca típica de su país. Cuando Jim mostró la muñeca a la familia misionera donde estaba alojado, ellos se asustaron y le advirtieron que la muñeca podría transmitir influencias demoníacas. Hicieron un cerco de oración para Jim, su esposa y a su bebé, y les suplicaron que destrozaran la muñeca de inmediato.
Después de unos días Pilak le preguntó a Jim si a su esposa le había gustado la muñeca. Pilak le explicó que era valiosa y que sus vestidos se relacionaban con antiguas tradiciones nacionales. Desesperado, Jim tuvo que inventar una excusa para posponer la ya extendida invitación para que Pilak visitara su casa, y fue a comprar una muñeca igual. Por fin encontró una idéntica, y la compró aunque era muy cara. Así pudo salvar su amistad y testimonio con Pilak.
Ultimamente se ha desarrollado entre varios misiólogos un nuevo modo de entender el poder satánico y las creencias indígenas, que afecta hasta la interpretación de las Escrituras. Si esto representara un retorno al sobrenaturalismo de la Biblia, lo recibiríamos con gozo; pero estamos ante otra cosa. Nos parece, más bien, que se trata de un entendimiento defectuoso de las creencias indígenas, porque se enfatiza la similitud, y no la profunda diferencia, de tales creencias con la Biblia. Implica, en muchos casos, aceptar las ideas mágicas que puedan estar inherentes en ella. Nos parece, entonces, que en su legítimo deseo de evitar la piedra del racionalismo, dichos misiólogos han caído en el hoyo del animismo. La teoría de la magia se afianza sobre todo en dos principios:

1. Está la magia homeopática, que parte del principio de la imitación. Por ejemplo, si alguien hace daño a una muñeca que se asemeja a cierta persona, se cree que está dañando también a la persona misma.

2. Está también la magia contagiosa, que parte del principio de contigüidad. El simple contacto promueve transferencia de propiedades entre una cosa y otra, o entre una cosa y una persona. Por ejemplo, para curar a una mujer de su infertilidad se le aplica un huevo fertilizado de gallina. Una ampliación de tal idea es que cosas que se tocan mucho llegan a participar de la misma esencia. Por ejemplo, si se aplica veneno a ropa usada, se “envenena” también a los que usaron esa ropa.
Al señalar los peligros de un sincretismo entre la fe cristiana y el animismo, en este artículo queremos refutar ciertas ideas mágicas y animistas que se oponen al sobrenaturalismo bíblico, y con este fin sintetizamos cuatro postulados que figuran en los estudios misionológicos que citamos a continuación.

I. NUESTRA SUPUESTA VULNERABILIDAD A DEMONIOS COMO CONSECUENCIA DE CONTACTO CON OBJETOS FÍSICOS

Timothy Warner sugiere que quienes “se meten en prácticas ocultas corren el riesgo de invitar a demonios a llenar un objeto con su poder, de modo que los demonios queden relacionados con ello”. Según él “los espíritus malignos utilizan tales objetos para llegar a la gente” y oprimirla.
Charles Kraft, otro reconocido misiólogo, señala que los “objetos que se dedican a dioses enemigos (espíritus) contienen demonios”. Según Kraft los demonios también pueden conectarse con objetos por muerte o actos inmorales asociados con tales objetos. Kraft relata que un demonio que había expulsado de una mujer reclamaba su derecho sobre ella porque “vivía en una casa cuyo dueño anterior había cometido adulterio”. Otros demonios reclamaban derechos similares sobre casas donde se había realizado una actividad oculta o había habido cierta muerte. Kraft comenta que un demonio reclamó derechos sobre una iglesia por un adulterio cometido allí.
Según Kraft también posible endemoniar animales, para darlos como mascotas a quienes uno quiere “contagiar”. Relata cómo echó un demonio de un gato, y cuenta de una mujer que creía que su periquito estaba endemoniado.
Pedro Wagner alega que hasta réplicas turísticas de objetos religiosos tradicionales pueden ser endemoniados. Sugiere que los demonios “pueden ligarse a objetos, casas u otros edificios, animales y personas”.
El misiólogo Eduardo Murphy afirma que objetos tales como pinturas, obras de arte, esculturas, imágenes, fetiches, libros (y aun formas extremas de la música rock) son dedicados a espíritus malos cuando se fabrican, y muchas veces quedan asociados con demonios.

II. LA VULNERABILIDAD ANTE DEMONIOS A CAUSA DE MALDICIONES

Según esta enseñanza, la maldición nos dejaría susceptibles al poder demoníaco. Como se cree que los objetos pueden servir en la transmisión de demonios, se cree que las palabras pueden hacer lo mismo.
Kraft argumenta que el poder de Satanás reside tanto en palabras como en objetos. las fuerzas enemigas pueden tener oportunidad de afligir a aquel que posea objetos malditos, aunque posiblemente no al extremo de dejarle endemoniado. Según Kraft, los demonios pueden “engancharse a” maldiciones sobre los antepasados de una persona. El relata que un destacado líder cristiano de ascendencia judía se sintió renovado después de ser liberado de un demonio que aparentemente le afligía la maldición autoimpuesta por los judíos por la crucifixión de Jesús.
Murphy alega que las maldiciones de quienes se han metido en ocultismo son eficaces. Warner concuerda y relata cómo se maldijo el edificio de una iglesia y cómo fue necesario levantar dicha maldición.

III. LA VULNERABILIDAD A DEMONIOS POR TRANSMISIÓN GENEALÓGICA

La tercera doctrina propone que los demonios pueden transmitirse por herencia genealógica, como consecuencia de una maldición echada sobre la familia o por razones naturales.
Según Warner los demonios pueden tener derechos especiales sobre personas si los antepasados llevaron una vida licenciosa o se involucraron en actividades ocultistas. Kraft opina que cuando alguien dedica su prole a un espíritu o a un dios, o si se vale de un poder mágico para el embarazo o si simplemente se deja involucrar en un rito pagano, o consulta a un adivino, en muchos casos el bebé estará endemoniado desde su concepción. “El hecho de que pueden heredarse demonios -afirma él- es una ley del universo”. Además Kraft sugiere que existen “espíritus generacionales o de la sangre.”

[Estos] han ganado entrada a la vida de una persona a través de la dedicación o la maldición de un antepasado… Los espíritus generacionales tienden a provocar los mismos problemas de una generación a otra.

Murphy también apoya la idea de transferencias diabólicas generacionales. Puesto que los padres adoptivos pocas veces conocen la ascendencia completa de los hijos que adoptan, Murphy recomienda a estos padres, como cosa de rutina, “hacer pasar a los hijos adoptivos por un proceso de liberación”.

IV. LA VULNERABILIDAD A DEMONIOS POR UBICACIÓN GEOGRÁFICA

Esta cuarta doctrina trata sobre “espíritus territoriales”. La idea es que ciertos espíritus, en especial aquellos de alto rango, tienen base geográfica y ejercen su poder dentro de esos confines establecidos. Si uno está dentro de esos límites es vulnerable poder demoníaco. Según esta doctrina, la presencia de estos espíritus poderosos explica por qué ciertas regiones son resistentes al evangelio. La estrategia misionera debe, entonces, concentrarse en la guerra espiritual a fin de eliminar o “atar” a tales espíritus.
De acuerdo a una historia casi popular, un misionero que repartía folletos evangelísticos en un pueblo cuya calle principal demarcaba la frontera entre Brasil y Uruguay. Según el relato, la gente del lado uruguayo de la calle no quería aceptar tratados, pero los del lado brasileño sí. Además, algunos que habían rechazado los folletos estando del lado uruguayo, los aceptaron al cruzarse al lado brasileño. Se dedujo que un poderoso espíritu territorial operaba en el lado uruguayo, mientras que el espíritu correspondiente al lado brasileño había sido “atado”. Warner sostiene que Satanás asigna “un demonio, o un cuerpo de ellos, a cada unidad geopolítica del mundo” y que debemos confrontar a “los demonios relacionados con sitios específicos o unidades geopolíticas”.
Kraft propone que “espíritus de rango cósmico ejercen campos de fuerza sobre territorios, edificios y naciones” y que “Satanás puede contrarrestar el campo de fuerza de Dios” pero, a su vez, este campo de fuerza diabólica puede anularse “por medio de la guerra espiritual a nivel cósmico, que conduce a impresionantes conversiones y a estadísticas de crecimiento de la iglesia”. Kraft habla de lo libremente circula el evangelio “cuando primero se ha limpiado el lugar de espíritus malos, haciéndoles salir en el nombre de Jesucristo”.

IMPLICACIONES PRACTICAS DE ESTAS CUATRO DOCTRINAS

En las relaciones sociales y familiares

Ya mencionamos el caso de Jim y Pilak. Los misioneros que temen un posible contagio demoníaco se sienten cohibidos para relacionarse espontáneamente con aquellos que quieren alcanzar. Si los padres adoptivos temen contagiarse de los niños que adoptarán, esto afectará su relación con ellos.

En cuanto al sentido de seguridad en Cristo

Tomás y su esposa Jane eran seminaristas de escasos recursos, y aceptaron con gusto la tarea de cuidar la casa de su profesor durante su ausencia. Habían escuchado las doctrinas mencionadas, y se preocuparon al encontrar varios artefactos tribales en la casa del profesor. Jane se inquietaba cada vez más, y un día por un momento pensó que el reflejo en una ventana era un demonio. Con el permiso del profesor ausente movieron los artefactos al sótano. Pero cuando Jane quedó embarazada, empezó a inquietarse por el estado de su bebé. Soñó que Satanás le decía que su niño sería poseído. Cuando le contó el sueño a su marido, él tuvo un sueño similar. Felizmente el profesor regresó en ese momento y, después de orar y recibir consejos, Tomás y Jane pudieron resolver sus temores.
Las doctrinas mencionadas tienen en común la idea de que un creyente puede ser vulnerable a demonios por razones ajenas a su conducta moral. Wagner afirma que hasta cristianos que viven en santidad son vulnerables a maldiciones. Kraft escribe que “cuando la gente resulta endemoniada por herencia, es anti-cristiano sugerir que tenga culpa. Son más bien víctimas y, de acuerdo con alguna ley del universo, quedan endemoniadas”.
Los evangélicos tradicionalmente han creído que deben cuidarse de la influencia doctrinal, moral y espiritual de Satanás. Pero las doctrinas descritas arriba indican que además, los creyentes están expuestos a ataques satánicos a través de regalos recibidos, las casas que habitan, regiones donde viven y maldiciones que ignoran. Así inevitablemente se distrae la atención de una vida santa y se enfatiza la necesidad de un conocimiento extrabíblico para descifrar las claves que nos ponen en peligro.

En cuanto a la práctica misionera

Wagner escribe: “La antropología estudia la cultura como parece ser, pero la cartografía espiritual pretende verla tal como es”. Si Wagner tuivera razón, entonces la obra misionera debería cambiar de táctica y enfatizar las caminatas de oración y la atadura de espíritus territoriales.

¿EN QUE SE BASAN ESTAS NUEVAS DOCTRINAS?

Tradicionalmente, los cristianos evangélicos han basado su información del mundo espiritual sólo en la Biblia pues otras fuentes (como las religiones no cristianas, el racionalismo, el ocultismo y cualquier otro contacto con demonios) no proporcionan datos confiables. Es cierto que los autores mencionados citan la Biblia, pero es igualmente cierto que se apoyan en por lo menos seis fuentes extrabíblicas:

Información recibida de los demonios

Murphy escribe: “He aprendido cómo impedir que los demonios me mientan. Lo obligué [al demonio] a revelar toda la jerarquía demoníaca que [obraba] en esta mujer y en su familia…” También explica que en varias personas endemoniadas “desde la infancia, los demonios han declarado su presencia en la ascendencia familiar. No hay razón para dudar de lo que están afirmando”.
Kraft ha escrito un capítulo extenso intitulado “Cómo conseguir información de parte de los demonios”. Entre otras cosas, sugiere que si el demonio vacila en dar la información necesaria por temor a represalias de demonios más poderosos, uno puede “poner un cerco de protección alrededor del demonio para salvarlo de cualquier venganza…. [y que] bajo tal protección, el demonio testificará libremente”.
Wagner también reconoce la posibilidad de conseguir información de parte de demonios aunque admite que “son mentirosos y que uno no sabe hasta qué punto se puede confiar en ellos”.
La Biblia declara que Satanás es un mentiroso consumado (Jn. 8:44), que no debemos prestar atención a los espíritus (Is. 8:19) y que debemos alejarnos de cualquier doctrina basada en información demoníaca (1 Ti. 4:1). El hecho de que Cristo una vez demandó a un demonio que revelara su nombre (Mr. 5:9 y Lc. 8:3O), no puede usarse como justificación para las prácticas mencionadas arriba porque Cristo no buscaba información que no pudiera haber conseguido de otra manera. En otras ocasiones Cristo ordenó a los demonios que se callaran (Mr. 1:34).
Información provista por practicantes de otras religiones
Wagner sugiere que entre “los animistas, los nombres de espíritus territoriales son bien conocidos” y habla del nigeriano Friday Thomas Ajah.
[Antes de su conversión era] un líder de alto rango en el ocultismo. Ajah informa que Satanás le había asignado el control de doce espíritus, cada uno de los cuales manejaba a unos 6OO demonios, y que de esta manera él estaba en contacto
con todos los espíritus que controlaban las ciudades y pueblos nigerianos.
Si este informe fuera correcto, sería razonable que hubiera personajes similares todavía no salvados en otros lugares del mundo.
Según la Biblia, los conceptos humanos del mundo espiritual no corresponden a la realidad bíblica. Los dioses paganos y sus ídolos no son nada (Dt. 4:28Sal. 115:4-8Is. 44:9-2O, Jer. 16:19-2O y 1 Co. 8:4).

Uso de relatos

En cuanto a temas que no se tratan directamente en la Biblia, Wagner cree que es legítimo aprender de experiencias observables. Así como aceptamos testimonios acerca de la salvación, Wagner sugiere que recibamos testimonios sobre otros temas:

Supongamos que una persona de confianza me dice que sus
dientes tenían caries y que, después de orar,  orar, Dios los
llenó. ¿Sería razonable en tal caso exigir pruebas
médicas? A menos que haya razones para desconfiar,
mi posición actual es aceptar sin reservas los
testimonios de personas sinceras. No quiero ser
crédulo, pero el apóstol Pablo nos exhorta a creer
“todo” (1 Co. 13:7) y, en tales casos, es mejor
ser un creyente que un escéptico.

Es cierto que debemos tratar a la gente con respeto y amor, pero la posición de Wagner conlleva dos problemas:

a. Estas historias sirven como base de enseñanzas a otros, en cuyo caso la Biblia exige que sean sometidas a examen crítico (1 Ts. 5:21 y 1 Ti. 4:7).
b. La experiencia puede ser genuina, pero esto no garantiza que la interpretación sea correcta.
Algunos relatos de estos misiólogos no están ni bien documentados ni bien interpretados. Por ejemplo, Wagner da la impresión de que la distribución de tratados en los lados uruguayos y brasileños de la frontera a que se hace mención arriba, ocurrió recientemente. En realidad, el evento tuvo lugar en l947 y el misionero involucrado, el Rev. Edward Millar, no pudo recordar ni el nombre del pueblo ni el número de las personas afectadas. Además, la interpretación es dudosa. El mismo Wagner afirma que el 7O% de los brasileros están metidos en espiritismo, algo que no parece concordar con la idea de que los espíritus territoriales estaban atados del lado brasileño.

Evidencia de resultados
Los misiólogos citados creen que su forma de conducir la guerra espiritual aumenta en forma significativa los resultados evangelísticos. Pero en esta materia las apariencias no son confiables. Aparentemente, la predicación de Cristo en Galilea tuvo un éxito tremendo, hasta el extremo de que la gente quería hacerlo rey (Jn. 6:14-15). Pero cuando el Señor les explicó el costo del discipulado, quedaron relativamente pocos (Jn. 6:66). Los verdaderos frutos evangelísticos deben medirse por los que quedan, no por los que responden con entusiasmo al principio.
Aún en casos de un éxito evidente, quizás los resultados se deban a factores diferentes. Wagner relata un caso dramático de exorcismo practicado por Lester Sumrall (un evangelista de las Asambleas de Dios en las Filipinas) a Clarita Villanueva, una muchacha de l7 años. Wagner indica:

[antes de este evento] en cinco meses de predicación
sólo se convirtieron cinco Sumrall
informa que, a raíz de este gran milagro, 15O.OOO
personas se salvaron y que a partir de ese día las
Filipinas experimentaron un gran avivamiento. No puedo
determinar si en ese tiempo se rompió el poder de uno o
más espíritus territoriales. Pero la iglesia en las
Filipinas ha crecido mucho en los últimos tiempos.

Varias veces Wagner se refirió a esta historia para ilustrar su enseñanza sobre espíritus territoriales. La fuente que Wagner usó es un artículo que Sumrall escribió en 1986, pero el evento mencionado ocurrió en 1953. En 1954 Sumrall dio un informe muy diferente. Según este primer informe, 4O personas asistieron a su primer culto, 5O al segundo, 7O al tercero y 9O al cuarto; cuando cuatro pecadores pasaron adelante para recibir a Cristo. En l955 Sumrall escribió otro artículo atribuyendo este éxito evangelístico a la amplia publicidad que recibió en la prensa filipina el endemoniamiento y la subsiguiente liberación de Clarita Villanueva. En ninguno de sus informes Sumrall menciona espíritus territoriales, que son entonces, una conjetura que añadió Wagner.
Además, si se consulta el libro de Tuggy y Toliver (1972) sobre el crecimiento de la iglesia en las Filipinas, se advierte que, efectivamente, en 1953 la obra de las Asambleas de Dios empezó a extenderse. En cambio, los metodistas y la Iglesia Unida de Cristo decrecieron a partir de 1953, y las otras 13 denominaciones principales no mostraron ningún cambio en su ritmo de crecimiento. Si se hubiera eliminado el poder de uno o más espíritus territoriales en 1953, era de esperar que el crecimiento no se hubiera limitado a una denominación, sino que hubiese abarcado todo el movimiento evangélico.
Si tratamos de evaluar los resultados de los métodos propuestos por los misiólogos mencionados, debemos considerar también los efectos negativos. Kraft aconsejó y practicó el exorcismo a una mujer, aceptando la idea de que el demonio tenía “el derecho” de habitar en ella porque vivía en una casa donde el dueño anterior había cometido adulterio. Atendió a otra persona que él determinó estaba bajo influencia demoníaca a causa de una muerte ocurrida donde vivía. El problema es que de esta manera Kraft afecta a centenares de personas que, al leer sus relatos, empiezan a sentirse inseguros, cuando deberían confiar que nada ni nadie los puede separar del amor de Cristo (Ro. 8:38-39).

“Contador geiger” interno Los contadores geiger se utilizan para detectar campos invisibles de radiación. En una forma algo similar, Jorge Otis sugiere que los cristianos tienen “sentidos espirituales” con los cuales detectar la presencia de espíritus territoriales. Otis declara: “Mientras que ciertos individuos atribuyen esos sentimientos negativos a factores subjetivos, más y más cristianos están relacionando tales experiencias con la presencia e influencia de espíritus territoriales”.
Cindy Jacobs relata cómo pudo discernir “cuatro espíritus territoriales” en Mar del Plata, Argentina. Por su parte Vernon Sterk informa que “en un pueblo animista donde vivía en el sur de México, la dominación ominosa de la región era tan opresiva que uno la podía sentir”.
¿Hay en la Biblia algún apoyo para la idea de que podemos “sentir” la presencia demoníaca? La respuesta tiene que ser “no”. La Biblia dice que los creyentes pueden y deben probar los espíritus de acuerdo a lo que dicen acerca de Jesucristo (1 Co. 12:1-3 y 1 Jn. 4:1-3), y ver si concuerdan con el testimonio apostólico (1 Jn. 4:5-6).
Cierta vez, un misionero pasó la noche en un pueblo aguaruna, una de las tribus amazónicas del Perú. Él preguntó si había cristianos en el pueblo y recibió la respuesta de que no sólo no había, sino que se había exigido que todo cristiano saliera de esos límites. El misionero pasó una mala noche en el lugar, y después relató que allí había podido “sentir” la presencia del maligno. Al escuchar esta historia, otro misionero señaló que ese pueblo tenía una iglesia activa, y le preguntó al primer misionero: “¿Qué palabra usó usted con los nativos para hablar de los cristianos?” Al recibir la respuesta, replicó: “Ese término se reserva entre los aguarunas para los conquistadores hispanos. Si usted hubiera preguntado por una iglesia, o por creyentes, o por una Biblia, hubiera recibido una respuesta muy diferente”.
Esta historia verídica ilustra cuán fácilmente podemos confundirnos y engañarnos cuando se trata de sentimientos. Por eso no estamos de acuerdo con los misiólogos citados arriba sobre la confiabilidad de los sentimientos para medir la presencia de demonios.

“Revelaciones” que provienen de Dios

Kraft sostiene que Dios sigue dando “palabras de conocimiento” en cuanto a situaciones que nos confrontan:

Las palabras de conocimiento me llegan mayormente como
intuiciones. Otras personas reciben de otra manera.
A veces, un dolor en cierta parte del cuerpo les hace
entender que deben orar por tal dolor en otra persona.
A veces una palabra de conocimiento les vendrá en forma
de un cuadro de la parte de un cuerpo que necesita
oración.

Kraft reconoce que se equivoca, pero sostiene “la gran mayoría de estas intuiciones resultan ser ciertas”. Estamos de acuerdo con que Dios sigue dando perspicacia en situaciones específicas. Si esas palabras “de conocimiento” se limitaran a las personas que las reciben, no tendríamos problema. Pero Wagner alega que tales revelaciones personales “nos permiten entender mejor lo que está haciendo el Padre” en situaciones como las de enfermedad. Si se atreve a explicar a otros lo que Dios está haciendo, Wagner se está metiendo en el campo de la profecía, y debe someterse a las normas que la Biblia establece: no se permiten errores (Dt. 18:22) ni desviaciones de la revelación ya dada (Is. 8:2O).

LA ESCRITURA USADA PARA APOYAR LAS CUATRO DOCTRINAS MENCIONADAS

A. La relación con objetos dedicados

Kraft sostiene que Dios confiere su poder a lugares y a cosas y da como ejemplos el arca del pacto (1 S. 4:7), el vestido de Jesús (Mt. 9:2O-21) y los paños y delantales de Pablo (Hch. l9:11-12). Existe una diferencia fundamental entre el uso de objetos o lugares en la Biblia y su uso en la magia. En la magia y el animismo, el poder se liga al objeto o al lugar mismo, mientras que en la Biblia el poder queda en Dios y los objetos o lugares sirven como símbolos para comunicar a la gente la procedencia del poder. Kraft afirma que el arca era un objeto con poder que hizo mucho mal a los filisteos (1 S. 5:1-7). Pero la Biblia indica que no fue el arca en sí la que turbó a los filisteos sino Dios mismo (1 S. 5:7 y 9). Lo mismo sucedió cuando los israelitas faltaron el respeto a Dios y miraron dentro del arca. No fue una fuerza conectada con el arca la que los mató sino Dios mismo (1 S. 6:19-2O). La magia y el animismo necesitan de los principios de similitud y contigüidad para poder funcionar; Dios no. Él puede curar a distancia (Jn. 4:49-53), y no necesita ritos.
Pero ¿qué del uso demoníaco de objetos? Kraft sostiene que los artefactos… dedicados a los dioses enemigos (espíritus) contienen demonios”. Si se implica que tales objetos tienen en sí poder para dañarnos, se contradice la enseñanza de las Escrituras. Pablo declara que podemos comer carne que fue dedicada a dioses paganos sin peligro alguno (1 Co. 10:25-27).
B. El poder de las maldiciones

Cindy Jacobs declara que los espíritus territoriales de determinada ciudad o región se ven fortalecidos con “los encantos ocultos, las maldiciones, los ritos y los fetiches que usan los brujos y los satanistas”. Refiriéndose al poder atribuido a objetos y edificios, Kraft sostiene que “el poder dado a las palabras es fundamental en este campo… [porque] sirven de vehículo para el poder que se transmite a otras cosas”. Esto parece fundamentarse en dos supuestos ajenos al espíritu de la Biblia:

1) Que las palabras pueden tener poder independientemente de la voluntad de Dios, de los hombres o de los demonios. En este contexto, Cindy Jacobs cita Pr. 18:21, que no dice que el poder está en la palabra, sino en la lengua; o sea que el poder de la palabra no es independiente de la voluntad de la persona que la pronuncia.

2) Que el poder para dañar es demoníaco, pero que los ritos y los conjuros humanos lo aumentan. Tal idea es básica para la magia y el animismo, pero no figura en la Biblia.

C. La transmisión genealógica de demonios

Esta idea se basa en los pasajes que dicen que Dios visita “la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen” (Ex. 2O:5 y 34:7). Varios de los misiólogos citados declaran que dicha transmisión ocurre porque los demonios se ligan a los padres, y transmiten la maldad por herencia. Pero los pasajes en Exodo no dicen nada de demonios, ni de herencias. La interpretación natural de estos textos es que los valores morales se transmiten en el seno de la familia.

D. Los espíritus territoriales

El Nuevo Testamento no habla de espíritus territoriales, y el único lugar en el Antiguo Testamento que podrían usarse para apoyar tal idea se encuentran en Dn. 10:12-l4, 2O. Luego de tres semanas de ayuno y oración, un ángel se le aparece a Daniel y le comunica que su oración fue oída desde el primer día, pero que “el príncipe del reino de Persia se me opuso durante veintiún días”. No se dice que este príncipe del reino de Persia fuera un espíritu territorial.
Según evidencia arqueológica disponible, el rey Ciro (quien autorizó la reconstrucción del templo en Jerusalén) nombró a su hijo Cambiases como virrey de la región de Babilonia ?que incluía el territorio de Israel. Se sabe que Cambiases no compartía la actitud liberal de su padre hacia las religiones extranjeras. Por eso, una posible interpretación de este pasaje es que el ángel tuvo que luchar por tres semanas con Cambiases para hacerle cambiar de idea, y permitir que los judíos continuaran con su obra de reconstrucción. Al fin, Miguel, otro ángel más poderoso, le ayudó al primer ángel en su trabajo de persuasión.
Siguiendo la misma interpretación, el ángel tuvo que regresar para luchar más con este “príncipe de Persia” y entonces vendría un “príncipe de Grecia” (Dn. 10:2O). Este segundo príncipe sería el conquistador Felipe de Macedonia, que derrotó al imperio de Persia y se apoderó de Israel. Él tampoco tuvo una actitud favorable hacia los judíos. En la misma forma, el “rey del sur” de Daniel ll:5 sería el general de Felipe que, después de la muerte de éste, se hizo rey de Egipto.
La interpretación más común del pasaje es que el “príncipe de Persia” era un demonio inflyente en el gobierno de Babilonia en contra de intereses judíos. Aun así no se trataría de un espíritu territorial en el sentido moderno, porque sería asignado a un gobierno a fin de influenciar a personas. Según la teoría moderna, los espíritus territoriales ejercen su poder sobre una región así como un imán tiene su campo magnético dentro de un espacio.
No hay necesidad, entonces, de postular la existencia de espíritus territoriales para explicar adecuadamente los versículos mencionados. Además, cuesta creer que el Dios de la Biblia permita a espíritus territoriales que se le opongan. Pablo motiva el derecho de comer carne sacrificada a los ídolos (1 Co. 10:25-26) “porque del Señor es la tierra y su plenitud” (Sal. 24:1). Si la tierra y su plenitud son del Señor, los espíritus territoriales no tienen cabida.

CONCLUSIONES

1. Pablo reconoce que el recién convertido del paganismo puede conservar ideas equivocadas sobre el mundo espiritual, y le llama “hermano débil” (1 Co. 8:11). En cambio, los misiólogos nombrados sostienen que quienes se convierten de un ambiente idólatra entienden el mundo de los espíritus mejor que otros cristianos.
2. Pablo niega que un objeto dedicado a un ídolo pueda en sí transmitir una influencia nociva, aun si se ingiere. Los misiólogos citados enseñan que el contacto con tales objetos conlleva el peligro de opresión demoníaca.
3. Pablo insiste en evitar cualquier ofensa a los hermanos débiles, aunque tengan ideas equivocadas. El ideal de Pablo es combinar la corrección doctrinal con una actitud pastoral hacia aquellos cuyo entendimiento es todavía deficiente.
(Nota del Editor: Las citas fueron tomadas de material de Pedro Wagner, Cindy Jacobs, Charles Kraft, Jorge Otis, Eduardo Murphy, Timothy Warner como también de otras fuentes. Bibliografía disponible haciendo pedido a AP.)

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