por autoridades espirituales
por Nery Duarte
Hace algunos años, el líder de un ministerio cristiano me dijo: «Anoche tuve una visita especial de Dios. Él me dijo que debes unirte a mi ministerio». Esa noche por mi mente pasaron toda clase de preguntas. ¿Por qué el Señor no me dijo esto a mí en forma directa? ¿Por qué me pedía hacer algo que me disgustaba? Y… ¿Por qué no se me reveló a mí en la misma forma que lo había hecho con esa persona?
Poco después me enteré de que el ministerio de esa persona se había desintegrado. En el proceso, muchos habían sido lastimados o, incluso, reclutados, utilizando la misma historia que había sido usada conmigo.
El abuso de la autoridad espiritual se produce cuando un líder, aduciendo que tiene un llamado específico de Dios, toma ventaja personal de la lealtad de sus seguidores. Ellos se convierten en víctimas que, al confiar en el líder, terminan siendo usados para un beneficio egoísta. Así, finalmente, la fe y la estima propia de los seguidores terminan siendo lastimadas.
EL CONCEPTO DE ABUSO DE LA AUTORIDAD ESPIRITUAL
El abuso de la autoridad espiritual se produce cuando un líder, aduciendo tener un mandato específico de Dios, lo utiliza para manipular o tomar ventaja de sus seguidores, a fin de satisfacer intereses personales.
Los creyentes estamos llamados a poner a las autoridades espirituales en alta estima como representantes de Dios mismo. La Biblia subraya la importancia de obedecer y respetar a las autoridades designadas por Dios. Por ejemplo, cuando David tuvo oportunidad de desafiar la autoridad del rey Saúl, no lo hizo porque lo consideró una autoridad elegida por Dios.
Aun cuando una persona haya sido llamada por Dios a un ministerio de liderazgo espiritual, el peligro acecha cuando el líder se embriaga de poder y, torciendo este llamado, lo utiliza de una manera egoísta. Los seguidores comienzan a esforzarse con el objeto de satisfacer intereses personales de su líder como poder, popularidad, riquezas, etcétera.
CARACTERÍSTICAS DE UN LÍDER ABUSIVO
Algunos de los siguientes criterios podrían ser aplicados a un líder espiritual abusivo:
* dice tener una relación con Dios única y especial. * dice tener algún tipo especial de comunicación con Dios.
* hace creer a sus seguidores que al hacer algo para él, están sirviendo a Dios en forma especial.
* convence a sus seguidores de que si ellos algún día lo abandonan a él o a su ministerio, estarían traicionando a Dios mismo.
* persuade a sus seguidores de que con él ellos tienen un ministerio único y que no hay lugar para ellos en otra área de servicio.
* convence a sus seguidores de que él recibe revelaciones específicas sobre la vida privada de ellos.
* se esfuerza en tener control sobre todas las áreas de la vida de sus seguidores.
* se interesa por cualquier información privada de sus seguidores, especialmente pecados o errores.
* no delega en sus subordinados la facultad de tomar decisiones mayores.
* pide sacrificios que él mismo no está preparado para hacer.
* hace compromisos económicos unilaterales que ponen en riesgo la estabilidad financiera del ministerio.
* recuerda a sus seguidores los sacrificios que él hace para servir.
* es crítico de otros líderes y ministerios.
* se describe a sí mismo como un líder demandante pero muy tolerante a la vez.
* exagera sus éxitos ministeriales.
* hace creer a sus seguidores que no se están sacrificando lo suficiente por el ministerio.
* persuade a sus seguidores de que no le pagan o no lo aprecian lo suficiente.
* trata de desanimar cualquier contacto entre algún disidente con sus seguidores leales.
* a menudo, cuando un subordinado termina algo, le hace creer que pudo haber sido hecho mejor.
* es leal con subordinados que tienen problemas obvios de carácter, pero son incondicionalmente leales a él.
* prefiere trabajar independientemente de otras iglesias, denominaciones o misiones.
* su ministerio no es fiscalizado por una autoridad superior.
* trata de expandir el alcance de su ministerio a riesgo de una administración inadecuada.
CARACTERÍSTICAS DE UNA VÍCTIMA
Algunos de los siguientes criterios podrían aplicarse a un seguidor abusado por un líder espiritual:
* se involucra de tal manera en el ministerio que descuida su familia, su trabajo y hasta su propia persona.
* se preocupa en forma crónica por complacer a su líder.
* es incapaz de verse separado de su líder o del ministerio.
* se rehusa a compartir preocupaciones personales por temor a que su líder pueda saber algo negativo de él.
* interpreta la relación con su líder como el equivalente a una relación ideal con un padre o una madre.
* hace enormes sacrificios por el bienestar de su líder.
* siente que cualquier error es una ofensa primero a su líder y luego a Dios.
* se mete en discusiones innecesarias para defender la reputación de su líder.
* tiene el sentimiento crónico de que, cuando se encuentra cerca de su líder, su vida entera está expuesta ante él.
* si comete un error, siente la necesidad de pedir perdón a su líder inmediatamente.
* pierde iniciativa y depende de la aprobación de su líder aun por asuntos mínimos.
* planea su día alrededor del horario o demandas de su líder; los asuntos personales son relegados a un segundo plano.
* es muy crítico con otros líderes y ministerios.
* tiene la tendencia a pensar, vestirse, y hablar como su líder; algunas veces en una forma casi exagerada.
* se siente resentido contra Dios por no darle las mismas?«revelaciones» que su líder pareciera tener.
* tiene enormes dificultades en decir «no» a su líder.
* cuando está solo, tiene la sensación de que su líder le observa.
* a menudo se convierte en un enemigo activo y crítico, cuando pasa a ser un disidente.
ETAPAS DE ABUSO ENTRE LA VÍCTIMA Y SU LÍDER Negación. La víctima no ve nada disfuncional en la relación, está muy entusiasmado porque se siente importante y útil. La razón para negar que exista abuso es que el subordinado tiene poca o ninguna noción de las dinámicas de una relación abusiva.
Justificación. A menudo familiares o amigos comienzan a tomar nota de que la relación no es saludable y concluyen que el líder se está aprovechando. Estas personas comienzan a cuestionar a la víctima. En algunos casos, también la víctima comienza a sentirse desanimada por los grandes sacrificios que involucra seguir a su líder y, entonces, racionaliza estos sacrificios.
Agresión. A causa del exceso de demandas o de la presión de las personas cercanas a él, la víctima defiende la validez de la relación y puede ejercer una actitud agresiva hacia sí misma o hacia los que sugieren que su líder está aprovechándose de él. Por ejemplo, puede evitar todo contacto con aquel que, según su criterio, lo está acusando injustamente, o desvalorizar el carácter de sus críticos. La víctima comienza a verse cansado y de mal humor.
Crisis. Es esta etapa, la víctima sufre una pérdida personal a causa del costo de tener que satisfacer las constantes demandas de su líder. Las pérdidas pueden darse a nivel físico, social, o espiritual. En el plano físico, podría haberse extralimitado físicamente y comenzar a sufrir una crisis de salud, como por ejemplo hipertensión, úlceras, ansiedad, etcétera. Una crisis social podría darse porque la víctima es abandonada o decide abandonar a sus amigos o familiares; por ejemplo, la esposa se va de la casa porque alega que su esposo ocupa todo su tiempo siguiendo al líder. Una crisis espiritual podría producirse cuando la víctima siente que Dios la ha abandonado y no ve retribución por sus sacrificios.
Racionalización. Durante un período de pérdida o crisis a causa del desbalance de su vida, la víctima puede comenzar a racionalizar. Se convence a sí mismo de que los problemas que sufre no tienen nada que ver con la relación abusiva, sino que son otros los factores causales. Por ejemplo, es demasiado débil y no es capaz de perseverar en las demandas del Evangelio, o sus amigos y familiares están equivocados en su percepción de la relación. Podría también creer que Dios está ahorrando una enorme recompensa para dársela a él, o que Dios se ha olvidado de él pero que pronto lo rectificará.
Aceptación. De la etapa de crisis, la víctima podría entrar a la etapa de aceptación, donde se da cuenta de que las pérdidas que ha sufrido son el resultado directo de la relación abusiva, y que se han aprovechado de él. Idealmente, en esta etapa, la víctima se responsabiliza por su bienestar y busca ayuda profesional.
Aceptar la relación de abuso podría llevarlo a una actitud agresiva en contra de su líder. Por ejemplo, si la víctima tiene algún liderazgo dentro del ministerio, fomentará una rebelión o división del mismo, en la mayoría de los casos con amargos resultados.
La aceptación de una relación abusiva no ocurre exclusivamente durante una crisis; es posible que la víctima se da cuenta del abuso antes de que llegue a un punto crítico.
Síndrome de abstinencia. Se produce cuando la víctima ya ha dejado la relación y comienza a extrañar los buenos elementos de ésta como, por ejemplo, compañerismo y aceptación. La víctima podría deprimirse, ya que en realidad, aunque era una relación dañina, también ha perdido a una persona que había aprendido a amar y respetar.
Recuperación. La víctima llega a tener noción de su propia vulnerabilidad al involucrarse en relaciones dañinas y comienza a ser más proactiva para evitarlo; se vuelve más cautelosa al comenzar una nueva relación. En esta etapa existe el peligro de que la persona se involucre, casi sin darse cuenta, en otra relación abusiva.
ACONSEJANDO A VÍCTIMAS DE LÍDERES ESPIRITUALES ABUSIVOS
Es necesario evaluar a la y al líder en base a la lista de criterios mencionados anteriormente. Aunque en toda relación de autoridad algunos criterios puedan estar presentes temporalmente, solamente la presencia constante de algunos elementos en cada categoría puede calificar la relación como abusiva.
Si la víctima está todavía bajo la autoridad directa del líder espiritual abusivo, es preferible que sea aconsejado junto con otro pastor o líder de la comunidad. Esto es para proteger al consejero de cualquier mal entendido; también ayudará a la víctima a sentirse protegida, ya que podría tener temor de que su líder tome represalias en su contra. Aun cuando no exista evidencia concreta de esto último, el temor es real.
El consejero debe evaluar si la víctima creció en un ambiente en donde experimentó alguna clase de abandono, descuido, o desaprobación. Si éste es el caso, es un buen candidato para ser victimado. Es importante que se ayude a la persona a entender la relación entre lo que le hizo falta en su niñez y sus necesidades presentes. Luego de esto, se debe evaluar cómo esta relación abusiva en particular lo llevó a creer que sus necesidades emocionales estaban siendo satisfechas.
Se debe determinar si la víctima acepta o niega la existencia de abuso. Al aceptarlo, la víctima tiene más posibilidades de ser ayudado, ya que puede entender la relación entre sus necesidades y la satisfacción que obtiene a través de esa relación. El consejero debe ejercitar su paciencia si la víctima niega o justifica la realidad de una relación abusiva, ya que una confrontación innecesaria podrá auyentarla. Si la víctima no reconoce o justifica el abuso, una meta realista podría ser informarle de los elementos del abuso de autoridad, para que después observe la relación y llegue a sus propias conclusiones.
El consejero debe procurar evaluar si la víctima ha estado involucrada previamente en alguna otra relación abusiva. Si éste es el caso, la pregunta es: ¿Cómo hizo para terminar con esa relación? Si existió algo positivo, ¿cómo pueden utilizarse esos elementos? Lamentablemente, es común encontrar que la víctima huyó de previas relaciones abusivas y tal vez se convirtió en un disidente amargado.
El consejero debe ayudar a la víctima a analizar qué es lo que otras personas fuera de la relación piensan de ella, especialmente amigos cercanos y familiares. Es muy posible que las personas cercanas a la víctima ya hayan expresado opiniones negativas. El consejero podría usar la retroalimentación de otros en su proceso de consejería. Esto puede colocar al que ayuda en una posición de menor involucramiento confrontativo, lo que es muy importante, ya que, permanentemente, existe el riesgo de que cuando los elementos negativos de la relación salgan a la luz, o sean entendidos por la víctima, ésta quiera terminar la relación de consejería. Se trata de una reacción normal, por cuanto la persona comienza a sentirse avergonzada o acusada.
Ayude a la víctima a evaluar la forma en que ha cambiado desde que comenzó la relación abusiva. Esto puede llevarla a ver con sus propios ojos el proceso negativo de la relación. También la ayudará a entender y a evaluar las pérdidas físicas, sociales, o espirituales que tuvieron lugar a causa de la relación abusiva.
Asimismo, ayude a la víctima a evaluar sus habilidades y potenciales positivos. En algunos casos, ha vivido por tanto tiempo en función de su líder que necesita aprender de nuevo cómo vivir en función de sí mismo y de su familia. Por ejemplo, la víctima podría necesitar ayuda en cuanto a cómo establecer metas personales o cómo administrar el tiempo.
Es posible que la víctima desee permanecer en la relación y/o mantenerse dentro de la organización, pero ha obtenido noción del abuso de autoridad. De ser así, el consejero puede ayudar a la víctima a encontrar formas para ser más asertivo, es decir, la manera más apropiada de poner y comunicar límites en sus responsabilidades de trabajo, salario, horario y tiempo libre.
En algunos casos, cuando la víctima de abuso de autoridad adquiere noción del mismo, podría experimentar enojo y, consecuentemente, el deseo de confrotar a su líder. En este caso, es aconsejable que exploren juntos cómo esta confrontación puede hacerse en la forma más constructiva.
La víctima puede experimentar dolor a causa de la pérdida de la relación. Si éste es el caso, primero ayúdela a identificar este dolor. Es muy posible que el líder espiritual abusivo apreciara sinceramente a la víctima, pero, sin darse cuenta, lo hacía en una forma egoísta. El dolor que la víctima experimenta estará ligado al hecho de que algunos ven es sus líderes características de personas que desearon fueran parte de su niñez, pero que nunca existieron.
Ayude a la víctima a entender sus sentimientos de enojo y/o resentimiento hacia su líder o en contra de sí misma. Algunas víctimas tienden a maltratarse al descubrir permitieron el abuso. Es importante ayudar a la víctima a identificar y describir esos sentimientos negativos. En algunos casos, la víctima utiliza en su dolor mecanismos autodestructivos, por ejemplo: el aislamiento. En mi experiencia, se requiere de tiempo para sobreponerse a los sentimientos de dolor. Es recomendable que, en lugar de presionar para que la víctima los olvide o ignore en forma inmediata, se pase tiempo con ella para asesorarla acerca de cómo hacer estos sentimientos más manejables; considerando que, si la persona mantiene un caminar espiritual estable, pronto comenzará a manifestar los frutos del Espíritu y, consecuentemente, se le hará más fácil perdonar.
Evalúe si la víctima ha sido abusiva con alguien más. Es posible que la víctima imite el comportamiento abusivo de su líder. Si éste es el caso, ayúdela a hacer restituciones, como, por ejemplo, ir y pedir perdón a las personas de las que él ha abusado.
Si la víctima ha salido de la iglesia local o ministerio, existe un riesgo para la víctima al comenzar a congregarse y/o servir de nuevo, ya que es muy sensible a cualquier cosa que pueda ser interpretada como manipulación. Sin embargo, situaciones de abuso nos ofrecen oportunidades únicas para enseñar lo que la Biblia dice acerca del verdadero liderazgo y ministerio y así ayudar a la persona a encontrar una iglesia que ofrece verdadero apoyo y amor (Hebreos 10:24-25).
Es importante también ser sensible a cómo la víctima percibe su relación personal con Dios. Algunas sienten amargura al pensar que Dios fue injusto con ellas; otras encuentran difícil orar. El consejero debe de ser sensible a esto, ya que forzarla prematuramente puede ser contraproducente; debe esperar a que la víctima demuestre estar lista para acercarse a Dios. En mi experiencia, los que ayudan con mayor efectividad son aquellos que en lugar de, apresuradamente llevar a las personas a Dios, permiten que ellas vean a Dios a través de su disponibilidad, amor, tolerancia, comprensión, etcétera.
Refiera a la víctima a un grupo de apoyo en donde pueda expresar sus sentimientos y sentirse comprendido y apoyado; asegúrese de que el grupo tenga un liderazgo maduro y adecuado. Estimule a la víctima a que se involucre en un estudio bíblico que trate sobre modelos bíblicos de autoridad.
En conclusión, creo que es posible ayudar a la víctima de un líder espiritual abusivo. Sin embargo, en mi experiencia he encontrado que un ciclo de abuso que se ha venido desarrollando durante muchos años no se puede romper con facilidad luego de unas pocas sesiones de consejería. Irónicamente, un consejero ansioso de ayudar tiende a imponer soluciones que repiten el mismo patrón de manipulación del líder abusivo. He encontrado que los consejeros más efectivos son aquellos que son prudentes y saben discernir el tiempo de hacer duelo junto con la víctima por las pérdidas sufridas, el tiempo de escucharla y el tiempo de confrontar…
Nery Duarte es profesora de consejería pastoral en el Seminario ESEPA (Escuela de Estudios Pastorales) en San José, Costa Rica.