Un llamado a mirar el pasado solo para aprender de Él

por David Hormachea

En mis constantes viajes no ceso de asombrarme por la gran cantidad de cambios que muchos líderes introducen rápidamente en sus congregaciones. Algunos andan a la caza de nuevas experiencias. La verdad es que algunas congregaciones son llevadas de un lugar a otro por líderes que son movidos por cualquier viento de doctrina. Parece que para algunos, el fin justifica los medios. Un pastor me decía, «sí eso que usted dice que es preferible evitar, llenara de personas el templo que estamos construyendo, eso es lo que haré». Me asusta la actitud variable de algunos líderes modernos. Pero, no me tome como un anticuado o retrogrado porque también me asustan quienes se quedan amarrados en el pasado. En mis conferencias para pastores y líderes he encontrado algunos que están siempre con sus ojos puestos en lo que ya quedó atrás. Para ellos no existe nada mejor que las experiencias antiguas. En este artículo quiero hablar, como es mi costumbre, con honestidad.
En ciertas ocasiones el rol de un predicador es envidiable, aunque a veces todos preferirían no ocuparlo. Alguien dijo que el trabajo de un profeta era acomodar a los afligidos y en ocasiones afligir a los acomodados. Me encanta hacer lo primero. No siempre quisiera realizar la segunda labor, aunque es mi deber. Cuando me toca hacerlo, lo hago con una mente positiva, con una nota de esperanza, y con palabras de ánimo. Creo que no existe mejor momento para desacomodar a los cómodos que al inicio de un nuevo año, al inicio de un nuevo ministerio o cuando comenzamos una nueva labor.
Uno de los propósitos de mi vida es dejar una marca en la historia de mi querida América Latina. He hecho un compromiso con Dios de dar lo mejor de mí, ayudar a las familias latinoamericanas a encontrar Una visión para vivir con sabiduría en la vida familiar y orientar para que muchos inicien su camino De regreso al hogar. Me siento contento con lo que he podido lograr. En muchas congregaciones de América he motivado al estudio de la Palabra y a una seria evaluación de la relación familiar. Ahora, en algunos países ya comienzan a comercializarse mis conferencias en el mercado secular por medio de cassettes de audio y vídeo y discos compactos. Tengo entendido que si no es la primera vez, en muy raras ocasiones un consejero cristiano entra en la competencia del mercado secular con materiales de ayuda para la familia, profesionalmente preparados y con un sabio contenido bíblico. Estoy contento con lo logrado y expectante y deseoso de cumplir lo proyectado. Y usted ¿qué tal? ¿Está satisfecho con lo que logró personalmente en su familia, en su congregación y como parte de la sociedad? ¿Es un cristiano o un pastor que traza metas altas y lucha con afán cada año por lograrlas?
Perdone que lo acose con preguntas, pero no existe mejor manera de evaluar su realidad y nada mejor para sacar lo que hay en su mente que unas cuantas preguntas dirigidas al corazón. Este no es un examen, así que no tiene que contestarme a mí. Esta es una auto-evaluación, contéstese a si mismo. Pero no olvide que Dios está presente y a Él es una locura intentar engañarlo.
Examine cuatro áreas muy importantes en la vida:
El crecimiento: (Lo más terrible y anormal sería no crecer. El cuerpo que no crece es anormal). Quiero que recuerde este principio: es un acto de necedad esperar un desarrollo inteligente sin experimentar un crecimiento en el presente.
Las prioridades: (Es un serio error vivir dando más importancia a lo que tiene precio y no a lo que realmente tiene valor y hacer primero lo que deberíamos hacer último). Quiero que recuerde este principio en su auto-evaluación: es un acto de irresponsabilidad dejar de hacer lo que debemos, aunque es necesario e importante; por hacer lo que nos gusta, aunque sea llamativo y urgente.
La dirección: (Nada peor que creer que va por el camino correcto cuando está totalmente equivocado o haber recorrido un gran sendero para descubrir que le dieron mal las direcciones). Recuerde este principio: Es un acto de irresponsabilidad seguir avanzando sin asegurarnos si vamos en la dirección correcta.
El cambio: (Es terrible vivir siempre en la misma rutina y resistirse a dejar lo familiar por no tomar sabiamente el riesgo de lo desconocido). Este es el principio: es un acto de necedad esperar un futuro diferente sin hacer cambios en el presente.
Acomódese bien. Le sugiero que tome un lápiz y un papel antes de continuar. Esto es serio querido lector. Recuerde que me gustan las cosas prácticas y al leer un artículo como este o asistir a una congregación donde oren por usted, sin que usted haga nada, nada cambiará. Dios no nos mueve como marionetas. Él nos deja pensar, planificar y nos exige que cumplamos nuestra responsabilidad antes de involucrarse para apoyarnos. ¿Ya tiene su lápiz y papel? No me engañe, yo no puedo verlo, pero el Señor sí.

I. COMENCEMOS EVALUANDO ?El crecimiento.? Esta es mi invitación a ver una mirada al pasado.
Han transcurrido doce meses desde el año anterior en este mismo día. Todos tenemos 365 días. Piense en eso por un momento y: Evalúe si ha experimentado un crecimiento significativo en su relación con Dios. ¿Habló más con Dios este año que el año pasado? Esto se refiere a su tiempo designado para la ORACIÓN. ¿Permitió que este año Dios le hable más que el año pasado? Esto se refiere a cuántas veces a la semana abrió su Biblia. Recuerde que en su lectura bíblica Dios le habla. ¿Obedeció más, pecó menos que el año pasado? Esto se refiere a qué tan fuerte fue su compromiso con la PUREZA.
A. Evalúe si ha experimentado crecimiento en su vida personal:
¿Salió bien de las pruebas, o por lo menos mejor que en otros años? Usted avanzó si ha ganado su dinero con honradez, si ha invertido con precaución, ha gastado con sabiduría y ha ofrendado con generosidad. Ese es un crecimiento significativo. Si usted ha tratado con sus malas actitudes, si ha cambiado algunas por medio del poder de Dios y por su esfuerzo, eso es crecimiento también.
¿Ha mejorado su carácter? ¿Es más o menos paciente? ¿Es más o menos amable? ¿Aprendió a manejar mejor su ira? ¿Es más responsable? ¿Ha mejorado su vocabulario pues ahora incluye palabras respetuosas y que animan?
B. EVALÚE SU CRECIMIENTO EN SU VIDA FAMILIAR: ¿Es mejor padre o mejor hijo, esposo o esposa? ¿Han progresado o se han estancado en sus relaciones familiares? ¿Pasa más tiempo con su cónyuge en relación de amistad y compañerismo? ¿Ha aprendido a manejar los conflictos o siguen peleando por las mismas cosas?
C. EVALÚE SU CRECIMIENTO EN SU RELACIÓN CON LA IGLESIA:
¿Ha mejorado su relación con los miembros? ¿Ha mejorado su liderazgo? ¿Ha tomado nuevos cursos, prepara mejor sus sermones y ha sanado los conflictos con algunos miembros de la congregación? ¿Utilizó con sabiduría los dones y talentos que Dios le ha dado y han servido para el progreso de la congregación? ¿En qué participó activamente en la vida de la iglesia, en qué ayudó? ¿Aumentaron o disminuyeron sus diezmos y ofrendas? ¿Asistió a los cultos regularmente y motivado por amor y no por obligación y cuando no lo hizo tenia razones sabias e ineludibles para hacerlo?
D. Evalúe el crecimiento en su relación con el mundo:
¿Le respetan más en su trabajo? ¿Ha cumplido con mayor responsabilidad? ¿Llega menos atrasado? ¿Tiene más integridad? ¿Gana más y ha sido ascendido a un mejor puesto? ¿Arregló los problemas que tenía con algún compañero de trabajo, como un jefe o un subalterno?

II. EVALÚE CUALES SON SUS PRIORIDADES. Esta es mi invitación a dar una mirada al presente.
Examine lo que ocurre con su vida hoy. ¿Podría usted honestamente decir que ha puesto las primeras cosas en primer lugar? Parece redundante, pero eso significa que ha dado importancia a lo que es importante y no se ha dedicado sólo a lo urgente. No le pregunto si es perfecto o si tiene toda su vida perfectamente ordenada. Le pregunto si está poniendo las cosas en la ubicación adecuada. De paso, si Jesucristo viniera pronto, ¿tendría que hacer una serie de cambios inmediatos en su vida personal?
A. Evalúe el lugar que ocupa su relación con dios:
¿Le ha puesto a Él en el lugar de mayor importancia? ¿Le importa lo que Dios piensa y siente y está deseoso de hacer las cosas como a Dios le agrada a pesar de que a usted no le agrada mucho la idea? Cuándo va a tomar decisiones, ¿toma en cuenta la opinión de Dios?
B. Evalúe el lugar que ocupa la preocupación por su vida personal:
¿Ha bajado el sobrepeso? ¿Ha subido de peso? ¿Ha tratado con la enfermedad que le está molestando? ¿Hace más ejercicios, come mejor, come más a sus horas, le da importancia a su cuerpo, sus emociones?
C. Evalúe el lugar que ocupa su familia:
¿Le ha dado a su familia la importancia que tiene según Dios, no según usted? ¿Le ha dado a su cónyuge el lugar de importancia por sobre sus hijos, su trabajo etc.? ¿Saben sus hijos y esposa, saben sus padres o esposo que ellos son importantes para usted?
D. Evalúe el lugar que ocupa la iglesia:
¿Está sirviendo con contentamiento y ofrendando con alegría y generosidad? ¿Está dando de su tiempo y utilizando sus dones? ¿Esta asistiendo a todos los cultos y recibiendo instrucción?
E. Evalúe el lugar que ocupan sus responsabilidades en el mundo:
¿Esta trabajando las horas necesarias? ¿Ha buscado trabajo si no lo tiene? ¿Se ha preparado mejor? ¿Saben sus jefes que el trabajo para usted es importante y están convencidos que lo hace con excelencia?

III. DEBEMOS EVALUAR ?LA DIRECCIÓN.? Esta es mi invitación a dar una mirada al futuro.
¿Qué dirección a planificado para su vida? ¿Hacia dónde quiere dirigirse?
A. En su relación con dios:
¿Cómo pretende relacionarse mejor con Dios? ¿Tiene un plan para leer la Biblia y orar más regularmente?
B. En su vida personal:
¿Cómo pretende mejorar su salud? ¿Cómo ha planificado trabajar en sus problemas de carácter? ¿Cómo piensa salir de la angustia o la depresión que le ha atacado? ¿Cómo pretende tener más respeto por los demás?
C. En relación con su familia:
¿Cómo pretende mejorar la relación con los miembros de su familia? ¿Tiene problemas, cómo los solucionara?
D. En su relación con la iglesia:
¿Cómo pretende servir mejor y ofrendar más bíblicamente? ¿Cómo pretende evangelizar mejor y mejorar su asistencia?
E. En su relación con el mundo:
¿Cómo pretende mejorar su salario, su empleo, su relación con sus jefes, con sus subalternos?

IV. FINALMENTE LE RUEGO QUE EVALÚE LOS CAMBIOS PLANIFICADOS. Esta es mi invitación a dar otra mirada al futuro.
Si Dios hablara a usted con respecto a cambiar cierta área en particular de su vida ¿está usted realmente dispuesto a hacerlo? ¿Está listo a hacerlo hoy? Recuerde que el deseo de cambio o la promesa de cambio no es cambio. Solo el cambio es cambio.
A. En su relación con Dios:
Examine las áreas que según su evaluación necesitan cambios. Nadie puede decir que llegó al máximo nivel de relación con Dios, por lo tanto, todos necesitamos cambiar.
Si usted es un líder no sólo estudie la Palabra para compartirla con los demás. Busque orientación y ayuda para sus propias necesidades. No sólo ore por los demás, dedique tiempo de comunión con Dios. No ayune para presionar a Dios, ayune para presionarse a sí mismo y recordarse que debe ser humilde y estar sumiso ante Dios y dispuesto a cumplir su voluntad soberana. Planifíquelo.
B. En su vida personal:
Si su salud está mala planifique una visita al doctor. Si tiene tendencia al estrés y depresión, evite las situaciones estresantes que sean posibles y tenga un programa de ejercicios regularmente. Si tiene problemas con su peso, busque ayuda.
Si usted es un líder ¿Da un buen ejemplo de la mayordomía del cuerpo? ¿Dedica tiempo al descanso, o los ejercicios para eliminar el pesado estrés de la vida ministerial? No me diga que usted enseña mayordomía e ignora sus necesidades físicas. No me diga que tiene su púlpito portátil (estomago abultado) o tienen un estomago en flor (están a punto de salir los botones? pero de la camisa). Si usted está experimentando depresión, si las presiones de la vida le producen tantas tensiones que no puede manejar diversas situaciones. Si siente desesperación y angustia, busque y angustia, busque asesoramiento. Si está enfermo busque ayuda medica. Practíquelo.
C. En relación con su familia:
Planifique buscar asesoramiento en las áreas de conflicto. Hable en privado y con honestidad con su cónyuge o sus hijos o sus padres. Lea algunos libros, oren juntos, asista a conferencias, compre cassettes y videos que le ayuden, etc.
Si usted es un líder, no olvide que su responsabilidad primaria es liderar su familia. Que ninguna mujer de su congregación crea que es más importante que su esposa. Que ningún hijo de los creyentes note que él es tratado con más dignidad, cariño y respeto que su propio hijo.
No dedique los 365 del año a servir a la gente sin descansar. Dedique los 365 días a servir al Señor, pero también hágalo dedicando por lo menos 15 días de vacaciones con su familia. Planifique sus vacaciones, pero no mezcle su descanso y tiempo de familia con sus predicaciones. Dedique un día a la semana para compartir con su esposa. No pudo creer que algunos tengan reuniones todos los días y ningún día dediquen a su familia o al descanso. Por si acaso lo ha olvidado, Dios decreto el descanso. Hágalo.
D. En su relación con la iglesia:
Cambie su hábito de ofrendar. No ofrende sólo lo que sale del bolsillo, tenga un plan para diezmar y ofrendar con alegría y generosidad. Hable con su pastor y ofrezca sus dones y talentos o estudie e investigue cuales son y prepárese para servir.
Si usted es un líder, si no sabe trabajar en equipo, aprenda. Si tiene conflictos con otros líderes o miembros de la congregación confronte los problemas. Si no tiene una iglesia organizada, busque ayuda, solicíteme escritos sobre diáconos, ancianos y liderazgo. Organice la iglesia no se convierta en un tirano.
Le ruego que no se quede tranquilo y cómodo con las convicciones que le fueron transmitidas. Investigue más profundamente la Palabra de Dios. Si no ha asistido a un seminario, asista. Si no puede hacerlo a tiempo completo tome cursos especiales en sus áreas de mayor necesidad. No permita que sus sermones sean aburridos y que las ovejas que el Señor le encargó para que pastoree estén mirando a pastos más verdes. Alimente bien a las ovejas con enseñanzas basadas en la Palabra inerrante de Dios y no en la experiencia. Que lo que cree sobre la familia, Dios, la Biblia, el aborto, el divorcio no sea una simple convicción traspasada o exigida por su denominación en la declaración doctrinal, sino que sea lo que verdaderamente después de aprendizaje, consulta e investigación personal. Compre libros, dedique tiempo a la lectura, no siga haciendo todos los años lo mismo. Siga enseñando como siempre debe hacerlo, pero prepárese como nunca lo ha hecho. Realícelo.
E. En su relación con el mundo:
Asista a una escuela, tome cursos de especialización. Realice una confrontación para terminar con la enemistad que le está destruyendo. Planifique llegar todos los días cinco minutos antes a su trabajo, etc.
Si usted es un líder, dedique más tiempo a compartir con los no cristianos, no se encierre en su cuartel. Dedique más tiempo al asesoramiento a los no cristianos conocidos de los miembros de la iglesia que a quienes viven consultando y nunca aprenden. Ejecútelo.
Mirar el futuro con la nuca es vivir mirando al pasado. Es quedarse absorbido por la gloria que en él existió o atrapado por las angustias que le trajo. Mirar el futuro con la nuca es no evaluar su situación personal, familiar, congregacional y en la sociedad. Mirar el futuro con la nuca es estar contento o atrapado en el presente por pensar tanto en el pasado. Quedarse satisfecho en el presente es no tener visión. Sin visión nada siente necesidad de evaluar lo que hace, ni se siente incómodo con sus logros. Sin evaluación no es posible la planificación. Sin planificación es imposible proyectarse y sin proyección usted vivirá sin cumplir el propósito maravilloso por el cual Dios lo dejo en este mundo. Él tiene preparada cosas grandes y maravillosas para todos nosotros.
Aunque usted anhele alcanzar grandes metas con todo su corazón es imposible lograrlas sin oración y acción. Aunque todo el mundo le desee lo mejor y la más grande prosperidad, por si solo eso nunca se realizara. De algo estoy absolutamente seguro. Si usted determina obedecer al Señor y seguir sus consejos buscando visión para vivir con sabiduría e iniciando con determinación su camino de regreso al hogar, su nuca dará frente al pasado y sus ojos contemplaran y serán testigos del futuro brillante que espera a quienes dependen de Dios y actúan con responsabilidad. Quienes no vuelven atrás ni para tomar vuelo.

DAVID HORMACHEA es chileno, es pastor y consejero, junto a Charles Swindoll ministran en el PROGRAMA DE RADIO VISION PARA VIVIR. Es presidente de “DE REGRESO AL HOGAR” que distribuye sus conferencias en audio cassettes, discos compactos y videos. Además es escritor de varios libros.

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