Por Jay E. Adams
La persona que no puede interpretar debidamente la Palabra de Dios, no puede aconsejar bíblicamente. Es un error hablar de ser bíblico y por poco ignorar el verdadero estudio bíblico. Es inexcusable utilizar la Biblia de manera superficial y simple, que en muchos casos tergiversa lo que Dios está diciendo en los pasajes a los que uno se refiere. ¿Existe realmente tal problema? Déjeme decirle que sí. Si usted ha leído tan sólo una pequeña porción de la literatura de consejería que circula por ahí (y me refiero a literatura de “consejería cristiana”, editada por creyentes bíblicos), uno reconoce que existe un problema con la forma en que se usa la Biblia.
Uso incorrecto de las Escrituras
Aquí hay algunos ejemplos: Un consejero usa de manera incorrecta la afirmación de Jeremías de que Dios no recordará nuestros pecados (31:34) para sostener su opinión de “sanidad de memorias”; como si Dios alguna vez se olvidara de algo. Este consejero identifica erróneamente también “nunca más me acordaré” con “olvidando”. Llega a tal punto de interpolación anti bíblica que dice: “Quizá Dios mismo ha tenido alguna clase de sanidad de Sus memorias”. Si eso no es usar incorrectamente las Escrituras e insultar a nuestro Dios al hacerlo, no sé qué es.
Un prominente consejero denominó el proceso bíblico de expulsar a una persona de la iglesia y ser entregada a Satanás, que está descrito en 1 Corintios 5:5, como un “ritual satánico”. ¿Puede creer esto?
Otro, escribiendo un libro sobre el perdón, dijo lo siguiente: “Cristo tenía por costumbre perdonar, aún antes de que se le pida. Él oró: ´Padre, perdónalos´. Eso es perdón no solicitado e inmerecido, dado voluntariamente”. Pero aún la exégesis superficial revela que no se concedió perdón desde la cruz. Era la oración de que Dios perdonaría, no un otorgamiento de perdón hacia los que le estaban crucificando. ¿Dios alguna vez contestó esa oración? Sí. La contestó el día de pentecostés y en ocasiones subsiguientes cuando Pedro predicaba. Aquellos que por la misericordia de Dios se arrepintieron y creyeron, fueron las primeras de las muchas respuestas a la oración de Jesús. El perdón no fue dado separadamente del arrepentimiento y la fe. Este escritor entiende de manera completamente incorrecta el pasaje.
¿Cuándo será la última vez que escuche a alguien usar de manera incorrecta 1 Tesalonicenses 5:22? Pablo nos insta a evitar toda especie de mal. Casi cualquier comentario fidedigno aclara que Pablo no está diciendo: “Apártense de las cosas que parezcan malas pero no lo son”; sino más bien está diciendo: “Apártense de todo mal genuino, cualesquiera sea la forma que represente y dondequiera que aparezca”.
Recientemente en una emisión de una televisora cristiana alguien estaba tratando de vender un hisopo tónico. Dijo: “La Biblia enseña ´límpiame con hisopo´”, y, por supuesto, lo dice. Luego continuó diciendo, “Debe beber este tónico de hisopo para limpiar sus órganos internos”. Cualquiera que tiene un poco de entrenamiento bíblico sabe que la limpieza o purificación con hisopo en las Escrituras se refiere a la aspersión de sangre sobre personas y objetos por medio de esta mullida planta. En Exodo 12:22 se nos dice: “Tomen luego un manojo de hisopo, mójenlo en la sangre recogida de la palangana, unten de sangre el dintel y los dos postes de la puerta”. En Hebreos 9:19 se nos dice que Moisés tomó la sangre de los becerros junto con agua, lana escarlata y ramas de hisopo, y roció el libro de la ley y a todo el pueblo. No dice una sola palabra acerca de un tónico de hisopo que limpie los órganos internos.
La llave del conocimiento
A la luz de tales afirmaciones me pregunto: ¿Es necesario aprender a interpretar la Biblia para poder aconsejar de la Palabra de Dios? ¿Es que Dios simplemente bendice el uso de Su Palabra, sin importarle qué hacemos con ella? Dios tiene el derecho de hacer como a Él le place con Su Palabra; pero eso no es un pretexto para que utilicemos incorrectamente, o malinterpretemos la Palabra de Dios.
Pareciera que para Jesús este era un asunto importante, como podemos ver en Sus palabras a los consejeros que estaban guiando a otros por mal camino debido a sus interpretaciones erróneas de la ley del Antiguo Testamento. Jesús dijo: “¡Ay de ustedes, expertos en la ley!, porque se han adueñado de la llave del conocimiento. Ustedes mismos no han entrado, y a los que querían entrar les han cerrado el paso” (Lc. 11:52). Esto es serio. No sólo se pusieron ellos mismos en peligro ante Dios, sino que ponían a otros también en peligro porque los dirigían erróneamente.
La necesidad de estudio
Pedro explicó en detalle la severidad de este problema en 2 Pedro 3:16-18. Refiriéndose a los escritos de Pablo, Pedro dijo que sus cartas contienen “algunos puntos difíciles de comprender, que los ignorantes e inconstantes tergiversan como lo hacen también con las demás Escrituras, su propia perdición. Así que ustedes, queridos hermanos, puesto que ya saben esto de antemano, manténganse alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos libertinos, pierdan la estabilidad y caigan”. Pedro dice que es peligroso seguir a los que tuercen y se desvían de las Escrituras. Sin embargo es importante reconocer que hay porciones de las Escrituras que son más difíciles de comprender que otras. Interpretarlas correctamente tomará tiempo extra, esfuerzo, oración y estudio. Pablo, al igual que otros, no siempre escribieron cosas fáciles de comprender.
La Biblia no es un libro para ser leído de manera casual como si fuera un diario. Es un libro al que se le deben derramar en estudio nuestro corazón, alma y habilidades hasta poder extraer los grandes tesoros que Dios ha puesto en él. Dios no trató de hacerlo difícil, pero algunas partes son más difíciles de interpretar que otras. No es suficiente leer la Biblia de manera superficial; debemos leerla como es debido.
Me preocupa la palabra devocionales. Cuando la gente dice que estudia la Biblia devocionalmente, temo que muy frecuentemente significa: “Voy a cerrar mi mente a lo que el pasaje pueda significar; en su lugar, voy a dejar que las palabras en cierto modo corran a través de mi ser y filtren algo que sea útil para mí. Sea o no la intención de Dios para el pasaje, de algún modo me hará bien”.
Deseo animarles a estudiar su Biblia devocionalmente, pero nunca deben cerrar su mente para estudiarla. En cambio deben poner toda su perspicacia y sus habilidades para comprender el verdadero corazón del pasaje. Tómense tiempo para pensar enteramente el significado de un pasaje. No lo dejen hasta lograrlo. Luego agradézcanle a Dios por la comprensión y aplíquenla a su vida en cualquier manera que aumente su devoción a Él. Estudien su Biblia devocionalmente dedicándose a estudiarla enteramente.
Tergiversando las Escrituras
Lamentablemente, frecuentemente se toman libertades con la Biblia para acomodar ideas previamente encontradas en algún libro secular. Y de manera previsible, cuando alguien con un título en psicología interpreta la Biblia, la Biblia se doblega cada vez para acomodarse a la psicología. No se puede estudiar la Biblia debidamente de esa manera. Pedro dice que cuando se tergiversan las Escrituras, se termina destruyendo a las personas, tanto a los que lo hacen como a aquéllos que los escuchan.
De acuerdo a Pedro, ¿por qué es que hay tanta mala interpretación de la Palabra de Dios? El verso 16 lo señala. Son ignorantes e inestables. Dios no premia la ignorancia. Él desea que las personas sean iluminadas en conocimiento y sabiduría. El primer capítulo de Proverbios enseña que el entendimiento, discernimiento y sabiduría son parte de la voluntad de Dios para nuestras vidas. La Biblia nos es dada para que tengamos sabiduría. “El principio de la sabiduría es el temor del Señor” (Pr. 1:7, 9:10 Sal. 111:10).
La última moda
Recientemente se publicó un libro secular titulado Moda Surfing. Está enfocado a las organizaciones que van de moda en moda creando nuevas ideas para ayudar a que sus negocios operen mejor. Pero con esto de moda tras moda, los gerentes de estas organizaciones se están cansando, perturbando a su personal y a sus empresas. Pienso que eso también se da mucho en la evolución popular de consejería hoy en día.
Cuando comencé a aconsejar, Freud estaba en boga; luego Rogers llegó a ser más importante que Freud. Después de Rogers vino Skinner; luego Skinner desapareció de la escena; después descendió una avalancha de cosas tales como “Yo estoy bien, tú estás bien”. Después de eso hubo un énfasis en la autoestima. Tales esfuerzos se dispersaron cuando finalmente las personas reconocieron que no hacían ningún bien.
Las personas que promueven moda tras moda con nuevas soluciones psicológicas, son ignorantes en cuanto a cómo obtener de las Escrituras lo que Dios puso en ellas. Emplean su tiempo en leer libros sobre consejería mientras que su comprensión de las Escrituras es superficial.
Aprendiendo a interpretar las Escrituras
No solamente existe el abuso de las Escrituras porque las personas sean ignorantes, Pedro dice que también son inestables. Sus raíces no son profundas; son llevados por cualquier viento de doctrina. En lugar de profundizar y refinar su conocimiento bíblico de cómo vivir para Dios con gozo, éstas personas adoptan y luego intentan promover un sistema de consejería tras otro. Nunca llegan a conocer la verdad. “Ellas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad” (2 Ti. 3:7).
¿Qué debe hacer si desea ser diferente? En lo posible, tome un curso sobre interpretación bíblica, en hermenéutica o exégesis; términos que explicaré. Lo importante es aprender a interpretar las Escrituras.
La Palabra de Dios es sólida. Los consejeros que fundan su fe con firmeza en ella, serán sólidos y arraigados sobre algo que no ha de cambiar. Mientras profundice su conocimiento, ellos cambiarán; y debido a que las Escrituras permanecen siendo fuente y punto de referencia de todo lo que ellos creen y hacen al aconsejar, nunca tendrán que cambiar por un modelo enteramente nuevo. Aprenderán más sobre lo que tienen; el cambio será profundidad de entendimiento, un edificio sobre la misma base. ¡Qué diferencia produce esto! Puede estar seguro de que si se mantiene en la Palabra de Dios y emplea tiempo aprendiendo más y más de ella, está haciendo algo sólido y que vale la pena.
Hay otra bendición digna de mencionarse; usted está estudiando la Palabra del Dios viviente. No puede hacer eso sin que le beneficie a usted, desafiándole, trayéndole al arrepentimiento, conduciéndole a mayor comprensión acerca de cómo convivir con otros, cómo tratar con los aconsejados, cómo resolver problemas. Es un gran privilegio estudiar la Palabra para predicar y aconsejar; porque alguien debería emplear tiempo buscando sabiduría en otro lugar es algo que no comprendo.
Pero de acuerdo con Pedro, el error es contagioso. 2 Pedro 3:17 dice: “Así que ustedes, queridos hermanos, puesto que ya saben esto de antemano, manténganse alerta, no sea que, arrastrados por el error de esos libertinos, pierdan la estabilidad y caigan”. Algunas de estas personas inducen al error; tienen buenas intenciones pero nunca supieron otra cosa. Otros, como dice Pedro, son carentes de principios. Algunos reconocen el vacío en lo que están haciendo, pero tienen tales intereses personales en ello, que aunque no están realmente ayudando a las personas, continúan aparentando, practicando y propagándolo.
Tres elementos de interpretación
Hay tres términos importantes para la interpretación de la Biblia. La primera palabra es hermenéutica. La palabra viene del nombre de un individuo, Hermes. El fue supuestamente el mensajero e intérprete de los dioses griegos. Hoy en día la palabra ha perdido sus connotaciones religiosas, pero continúa llevando la idea de un mensajero que interpreta el mensaje de alguien a otros. Así, hoy en día, la palabra simplemente significa explicar, interpretar. En Lucas 34:27 Lucas dice: “Entonces, comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras”. Jesucristo estaba haciendo hermenéutica; estaba explicando.
Hoy en día utilizamos la palabra hermenéutica para referirnos a la ciencia de la interpretación bíblica o explicación. Incluye las teorías, principios y prácticas de interpretación bíblica.
La manera de poner en práctica esos principios al estudiar se califica por una palabra diferente; la palabra exégesis, el segundo término con el que usted debe familiarizarse. Es una forma intensiva de una palabra griega que significa extraer. Se refiere al acto de guiar o extraer los pensamientos de un escritor de sus escritos. En exégesis usted está extrayendo esos pensamientos, utilizando herramientas hermenéuticas de acuerdo a principios hermenéuticos. Usted está guiando esos pensamientos del libro hacia su corazón y mente, para poder así exponer a otras personas a las verdades de la Palabra de Dios.
Cuando hacemos exégesis bien, lo que hacemos es aplicar los principios de interpretación (hermenéutica) de manera tal que recibimos del libro lo que Dios puso dentro de ese libro.
Juan Calvino escribió lo siguiente: “La primera tarea del intérprete es dejar que el autor diga lo que dice, en lugar de atribuirle lo que nosotros pensamos que debiera decir”. La exégesis implica el uso de cada trozo de conocimiento relevante, experiencia y toda ayuda disponible para obtener los significados e intenciones que el Espíritu Santo tuvo al escribir el original del o los libros.
Otro término, aunque no técnico, que nos ayuda a comprender, es la palabra abertura. Esta palabra aparece en Lucas 24:32-45. Significa explicar por medio de la apertura del entendimiento. ¿Recuerda cuando Jesús dijo que los fariseos habían tomado la llave de la casa del conocimiento, cerrado la puerta y tirado la llave? Esto impedía que la gente entre y obtenga conocimiento. En contraste, abrir es poner la llave en la cerradura y abrir la puerta del conocimiento de la Palabra de Dios a las personas. Es decirles: “Esto es lo que Dios dice en Su Libro”, y explicárselos.
Esto es ministrar la palabra en una sesión de consejería; explicar un pasaje a las personas para que puedan decir, ya sea en sus corazones o en voz alta: “¡Ah! ¡Ya entiendo de qué se trata!” Al terminar, no dirán: “Esa es la idea de un consejero”, sino: “Comprendo que eso es lo que Dios estaba diciéndome en Su Palabra. El consejero me abrió ese pasaje de tal manera que supe lo que Dios me estaba diciendo a mí”.
Cuando aconsejamos bien, en primer lugar estudiamos la Palabra de Dios para comprenderla nosotros mismos. Luego, con las personas aconsejadas sentadas frente a nosotros, abrimos el pasaje para que puedan comprobar que la autoridad de lo que decimos no viene de nosotros, sino de Dios. Cuando se abren las Escrituras enteramente, las personas aconsejadas no pueden excusarse encogiéndose de hombros y decir: “Pero eso es sólo lo que piensa el consejero”. Si éste se echa atrás para evitar un mandato bíblico, lo hace a sabiendas.
Las metas de un intérprete
Siendo que la idea es comprender los pensamientos e intentos del Espíritu Santo expresados por los escritos inspirados de hombres escogidos, las metas del intérprete debieran ser tres: 1) Ni quitar ni agregar de los pensamientos e intentos del Espíritu Santo sino 2) reproducirlos exactamente en palabras que sean completamente comprendidas 3) por el intérprete y por aquéllos a quienes él aconseja. Este es un requisito de verdadera consejería bíblica.
¿Por qué es esto importante? Debido a lo que Dios dice que hace un verdadero consejero. En Isaías 40:13-14, durante el curso de su argumento, Isaías hace una lista de las cosas que hace normalmente un consejero; cosas que un consejero, por lo tanto, no precisa hacer para Dios. Isaías dice que normalmente un consejero dirige a las personas. Segundo, informa a las personas. Tercero, da comprensión o discernimiento a las personas. Cuarto, enseña a las personas. Luego, en Isaías 41:28, agrega que un consejero da respuestas a las personas. Por lo tanto un consejero dirige, informa, da comprensión, enseña, y da respuestas a las preguntas de las personas. Si usted va a hacer esas cosas bíblicamente, precisa saber cómo interpretar el libro.
Tomado de Journal of Biblical Counseling, usado con permiso