por Luis Palau

Estoy convencido de que el llamado de Dios a la predicación es uno de los más honrosos cargos que un cristiano pueda recibir. Es un llamado divino pues en algún momento prácticamente hemos oído una voz del cielo diciendo: «Quiero que prediques el evangelio». Es como una presión interior, una compulsión, a la vez que un deseo, un sueño.
Es recomendable que antes de seguir con este tema el lector lea y medite en los siguientes pasajes bíblicos que proveen el fundamento para una comprensión más integral de la perspectiva escritural que presentaremos: Jeremías 1:4-101 Corintios 1:17-252:1-12Gálatas 1:15-162:7.

A. PREDICACIÓN ES PROCLAMACIÓN.
Proclamar es anunciar en alta voz una cosa para que se haga notoria a todos (Jonás 3:2). Es una presentación dinámica (Salmos 96:3Isaías 61:1-2Jeremías 7:2). El heraldo, por ejemplo, proclama en alta voz: «Les anunciamos lo que nosotros mismos hemos visto y oído […] Éste es el mensaje que hemos oído de Jesús y ahora les declaramos a ustedes» (1 Juan 1:3,5 y ver Hechos 8:4). El apóstol Pablo se consideraba sólo un mensajero de Dios (1 Corintios 15:1-4). Nuestra meta es presentar la verdad como lo hacía Pablo. La obra posterior es de Dios.

1. Lo que proclamamos es la persona divina (Éxodo 9:16); la verdad divina (Juan 5:33); que viene de la revelación divina (Romanos 16:25-26Gálatas 1:12).
2. La manera de proclamar es con autoridad. No simplemente decimos: «Cuando leo la Biblia a veces pienso que quizás…» Cuando uno proclama y tiene un sólido fundamento en la Escritura, tiene autoridad, y uno puede asegurar con confianza que el mensaje es Palabra de Dios (2 Corintios 13:10). Aun nuestros gestos corporales deben transmitir cierta medida de autoridad. Somos generales en el ejército de Dios, y hemos recibido órdenes del comandante en jefe.
3. Proclamación y no argumentación. Pablo declaró: «[?] la primera vez que los visité, no me valí de palabras elevadas ni de una sabiduría impresionante para contarles acerca del plan secreto de Dios » (1 Corintios 2:1). El apóstol no estaba usando gran cantidad de argumentos. Esto no quiere decir que seamos irracionales, pero nuestro objetivo no es mostrar a la gente que somos sabios.
Uno puede ser elocuente cuando habla de Cristo, pero debemos estar tan centrados en Cristo que la gente no piense en nosotros sino en el Salvador a quien estamos proclamando.
4. Proclamación del reino de Dios de manera que debemos hacerlo con toda autoridad (Lucas 16:16Juan 3:3).
5. Proclamación de esperanza, poder, perdón, vida eterna, unión y comunión con Dios (Colosenses 1:27 y ver Juan 17:21Hechos 13:38Romanos 1:16).
7. Proclamación de la Palabra de Dios de manera que debemos hacerlo con reverencia (1 Pedro 1:25).
8. Proclamación o anuncio de gran gozo. Las buenas noticias (Lucas 2:10), de la oferta, del perdón, de conocer a Dios, de todas las promesas de la Biblia deben ser acompañados con un toque de gozo (Efesios 2:17).

B. PREDICACIÓN ES REVELACIÓN
Como siervos, se nos han confiado los secretos de Dios (1 Corintios 4:1), y al predicar debemos revelar esos secretos.
1. Revelación a los que ignoran las cosas de Dios. En muchos casos estamos dando una revelación a oyentes que son ignorantes en cuanto a las cosas de Dios, y están en tinieblas (Efesios 4:18). Estamos revelando verdades que la gente no conoce.
2. Revelación de la salvación y vida eterna a quienes creen. Predicamos las palabras del Señor y una persona puede hallar vida eterna (Juan 5:24). El nuevo nacimiento proviene de la palabra proclamada (Santiago 1:18), puede salvar el alma humana y revivirla (Salmos 19:7Santiago 1:12), y es un mensaje que habla de reconciliación (2 Corintios 5:19).
2. Revelación de la vida de resurrección, no simplemente vida eterna al final del camino (Juan 11:25). La vida de resurrección de Cristo instantáneamente se hace parte de la vida del creyente, de manera que la vida de resurrección invade el alma en el momento que creemos (Gálatas 2:20).
3. Revelación de las más profundas doctrinas (Salmos 78:2Efesios 3:9).
4. Revelación de los caminos de Dios. (Salmos 67:2103:7).
5. Revelación del futuro En el Nuevo Testamento hay 430 referencias a la segunda venida de Cristo, de manera que no podemos ignorarla. No discutamos sobre los detalles. De una cosa estamos seguros: Él regresará, nos llevará al cielo, nuestros cuerpos serán transformados (Juan 16:131 Corintios 2:9).

C. PREDICACIÓN ES COMUNICACIÓN
1. Comunicación del mensaje de Cristo hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Que siguiendo el ejemplo de Pablo podamos exclamar: “Todo lo he llenado del evangelio de Cristo” (Romanos 15:19).
2. Comunicación comprensible. Estamos tratando de entender las profundas verdades de Dios, y de simplificarlas y hacerles entendibles. Aunque estamos predicando un misterio, no deseamos ser misteriosos (Salmos 119:130; 43:3). Utilicemos, pues, imágenes, parábolas, ilustraciones, todos los medios necesarios para llegar a quien escucha. Como predicadores, tenemos la responsabilidad de ser flexibles en nuestra metodología (1 Corintios 9:22), no así en nuestro mensaje.
3. Comunicación a través de un canal humano y falible. El Espíritu Santo obra aun en nuestras debilidades y aplica la palabra (Hechos 9:1513:47).
5. Comunicación de amor y en amor. No somos llamados a insultar ni ofender. La predicación por naturaleza no es combativa, con excepción de hacia los hipócritas.
Mostremos amor y compasión, y animemos a los oyentes con las promesas de Dios. La mayor parte del Nuevo Testamento es una promesa compasiva, perdonadora, amante, paciente y animadora (Jeremías 31:3).

D. PREDICACIÓN ES PROVOCACIÓN.
Cuando predicamos debemos ser conscientes de que estamos provocando un conflicto, un choque.
1. Provocar un encuentro entre Dios y el ser humano. Debemos vernos a nosotros mismos desde la perspectiva teológica del profeta Amós cuando exhortó a Israel: «[?] ¡prepárate para encontrarte con tu Dios en el juicio!» (4:12). No predicamos sólo con simples palabras sino que estamos provocando un encuentro entre Dios y el hombre.
2. Provocar fe. Cuando predicamos estamos allí para despertar y provocar la fe al presentar un mensaje. Este mensaje es palabra de Cristo, y de tal manera que la persona dice: «Oí una promesa. Hay esperanza» Y si es inconverso: «Esto es lo que he estado buscando».
3. Es provocación a la obediencia. No predicamos para compartir pensamientos maravillosos, contar historias graciosas y relatar magníficas ilustraciones. Todo puede ser parte del mensaje, pero nuestra misión es provocar obediencia (2 Tesalonicenses 1:8). Queremos lograr que la gente diga con sinceridad: «Quiero obedecer a Dios».
4. Provocación por el poder del Espíritu Santo. Si no confiamos en el poder del Espíritu de Dios, todo se reduce a un esfuerzo inútil de nuestra parte para transformar a una persona. No veremos una tarea eterna en el alma de esa persona a menos que haya provocación producida por el Espíritu Santo en nosotros (Nehemías 9:20).

E. PREDICACIÓN ES DRAMA. El evangelio es una narración dramática de un evento en la historia del mundo. Ponga su alma y todo su ser en el mensaje.
1. Pinta a Cristo crucificado. El Hijo de Dios encarnado debe ser proclamado en su crucifixión. Así lo hizo Pablo para con los gálatas:«¡Ay gálatas tontos! ¿Quién los ha hechizado? Pues el significado de la muerte de Jesucristo se les explicó con tanta claridad como si lo hubieran visto morir en la cruz?» (3:1). Una de las traducciones modernas dice: «Pintando en vivos colores a Cristo». Describimos a Cristo como él es en toda su gloria.
Lo que Pablo está diciendo es que si bien los gálatas no habían estado presentes en la crucifixión, Pablo predicó tan poderosamente con vivas imágenes dramáticas, que les podía decir que habían visto a Cristo crucificado. Era como si hubieran estado al pie de la cruz.
2. Es drama porque la persona está sola ante Dios. Una de las cosas grandiosas de ser predicador es que Dios nos usa para aislar al individuo y hablarle. Es como si no hubiera nadie más, sólo Jesús y cada una de las almas a solas con Dios.
3. Es un drama en la hora de decisión, donde la opción es obediencia a Dios o rebelión. Y la hora de decisión no es simplemente la conversión. De manera lenta vamos profundizando en la Palabra de Dios y en las cosas de Dios. Al final viene un momento de compromiso, de apropiarse en forma personal del mensaje. Dicho mensaje requiere la decisión ya sea de obedecer, purificarse, confesar, creer.
4. Es un evento de dimensiones cósmicas: Vida o muerte. Cielo o infierno. Lo que sucede hoy aquí puede tener efectos en toda la ciudad, en todo el país, en todo el continente. La persona que hoy nos escucha dentro de treinta años puede llegar a ser un reconocido líder nacional.
5. Es drama pues obliga y constriñe. El mensaje de Dios predicado en el poder del Espíritu es algo persuasivo (Hechos 26:27-29Santiago 1:21). Nuestro propósito es elevar a Cristo. Es un momento dramático en la vida de los oyentes, sean cristianos o inconversos.

F. PREDICACION ES RECONQUISTA
Reconquista de terreno o posesiones perdidas. Juan Wesley exclamó: «Queremos reformar la nación y esparcir santidad escritural por esta tierra».
1. Reconquista de las masas paganas descristianizadas. La manera de reconquistarlas es predicando la Palabra de Dios. El objetivo es reclamar a la nación para Dios, y reconquistar congregación tras congregación. Plantar iglesias bíblicas es construir la nación.
Son masas descristianizadas pues han perdido todo concepto de principios bíblicos. No tienen idea de Juan 3:16 ni de los Diez Mandamientos. Evangelismo es acción social, la más profunda acción social ya que cambia corazones (Mateo 24:14).
2. Reconquista a través de la evangelización. La manera de reconquistar a una nación corrompida es proclamar el evangelio. Toda iglesia debería ser una bola de fuego que proclama el evangelio. La iglesia se ha vuelto débil. No estamos criando a nuestros hijos con sólidas convicciones de lo bueno y lo malo, de blanco y negro, de Dios, el cielo, el infierno y el juicio, de gracia, misericordia y poder. Consecuentemente las naciones están en decadencia. Unámonos al salmista en la predicación de la gloria y las maravillas de Dios (Salmos 96:3).
3. Reconquista de las ovejas perdidas. En el rebaño hay muchas ovejas que se han apartado y deben regresar (Mateo 10:16). Podemos ser instrumentos de Dios para reconquistar hombres y mujeres que se han apartado del camino, y para que regresen a la senda del Señor.

G. PREDICACIÓN ES OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
1. El Espíritu Santo está en el predicador (Juan 14:1626). Todo ministerio que no esté ungido por el Espíritu de Dios es sencillamente manipulación. El poder del Espíritu Santo jamás debe confundirse ni sustituirse por el poder de persuasión. Sólo Dios puede dar el don y ungir al creyente para el ministerio. Toda la energía física y mental combinada con todas las palabras ocurrentes y persuasivas imaginables, no pueden fabricar el poder del Espíritu, que otorga autoridad al mensaje. Preguntémonos: «Señor, ¿estoy lleno del Espíritu Santo? Si no lo estoy, límpiame y lléname otra vez. Quiero que tu Espíritu hable a través de mí, que me unja con poder, que me use» (ver 2 Pedro 1:21).
2. El Espíritu Santo enseña las profundas verdades de Dios. El Espíritu habla a nuestro ser interior, enseñando y guiándonos en las cosas de Dios. Y porque conoce la verdad, nos usa pero también nos corrige (1 Corintios 2:10131 Juan 5:6). El Espíritu de Dios usa nuestras palabras para que quienes nos escuchan realmente piensen los pensamientos de Dios. Cuando estamos predicando, abriendo la verdad como boca de Dios, el Espíritu Santo está obrando en los cristianos y en los inconversos, y aplicando la Escritura a las almas (Juan 14:2616:7-15).
3. El Espíritu Santo nos ayuda a distinguir y aceptar su voz divina y a diferenciarla de la voz del hombre.

K. PREDICACIÓN ES TEOLOGÍA, de otra manera no es predicación desde una perspectiva bíblica.
1. Teología es el conocimiento de Dios. Predicamos con un profundo conocimiento de Dios y de las doctrinas de la Escritura que Dios revela (2 Pedro 1:3). Saturemos a la gente de los caminos de Dios y del temor de Dios. Pero no estamos hablando de un mero conocimiento técnico de Dios sino también conducta moral (2 Tesalonicenses 2:151 Timoteo 4:6).
2. Verdadera teología porque está basada en la Biblia. Si no es así, debemos resistir el deseo de predicar nuestras propias teorías (Hechos 18:28).
3. Teología básica centrada en Cristo. Hacemos teología basándonos en los aspectos fundamentales (1 Corintios 3:112:5). Centremos la atención en la cruz de Cristo y que ésta sea parte de todos los sermones que predicamos.
4. Teología que hace que el oyente madure. Queremos que la gente tenga más de amor, confianza y fe (2 Tesalonicenses 1:3Judas 20). Nuestro mensaje debe contener teología, doctrina y promesas, de manera que haya crecimiento y madurez.

L. PREDICACIÓN ES PALABRA DE DIOS
El predicador debe repetirse una y otra vez: «Mientras yo entrego el mensaje, Dios está hablando», necesita verse a sí mismo y al ministerio desde una perspectiva bíblica. El mensaje, el poder y los resultados vienen de Dios y son de Dios. Cuando uno habla o predica, debe hacerlo conforme a las palabras de Dios (1 Pedro 4:11). Nuestra perspectiva debe ser: «Éste mensaje es de Dios, éstas son palabras de Dios. Por lo tanto: «Así dice el Señor» (Mateo 10:20).
1. Palabra de Dios por boca de sus enviados. Dice el Señor: «Si regresas a mí te restauraré […] Si hablas palabras beneficiosas en vez de palabras despreciables,
serás mi vocero» (Jeremías 15:19. Ver también Deuteronomio 18:18Juan 1:23).
2. Palabra de Dios en la historia. Estamos predicando en un contexto histórico. Mucho ha sucedido antes, y mucho ha de suceder aún si Jesús no regresa antes. Seamos conscientes de lo que ocurre en el mundo.
El Dr. J. Campbell Morgan dijo: «El cristiano lee por las mañanas con la Biblia en una mano y el diario en la otra». Cuando leemos el periódico, consideremos lo que Dios está haciendo hoy en el mundo.
Sintamos que somos parte de una secuencia histórica con todos los siervos de Dios, y que la iglesia del Señor no está aquí sólo hoy sino que ha existido por generaciones, y nosotros somos sólo una pequeña parte de la masiva iglesia de Dios.
3. Palabra de Dios, por lo tanto procede de la Escritura misma. El mensaje debe proceder de la Escritura y no ser forzado a amoldarse a la Escritura. Eso es lo que significa EXEGESIS, traer a la superficie. En el momento en que nos desviamos de ella, entramos problemas, y no sabemos a ciencia cierta si lo que decimos es verdad o es nuestra imaginación, o si sencillamente es falso y engañoso.
Cuidémonos de ir a profundidades que van más allá de lo que está revelado en la Escritura. Si lo que decimos no está basado en la Biblia, tiene tanta validez como lo que otro hermano pudiera decir. Asegurémonos de estar fundamentados en la Palabra de Dios, no en la experiencia.
4. Porque es palabra de Dios, conduce a la fe. La Escritura conduce a la fe (Romanos 10:17). Por esa razón hasta un creyente sin demasiada preparación puede predicar un simple mensaje, citar una serie de versículos bíblicos, con el resultado de que la gente se convierte. La Palabra de Dios tiene poder para salvar. Al citar la Escritura podemos estar seguros de que conduce a la fe porque es como si Jesús estuviera allí diciendo esas palabras.
5. Palabra de Dios, y por lo tanto poderosa y eficaz (Hebreos 4:12Marcos 8:38Romanos 1:16). Saber que la palabra de Dios es eficaz en sí misma resulta de gran ánimo para el predicador.

M. PREDICAR ES ENTREGAR UN MENSAJE.
La gente viene a escucharnos esperando que en verdad tengamos un mensaje de parte de Dios para sus almas.
1. Es un mensaje, no doctrina sin vida. Si nuestro corazón no está encendido con el Espíritu de Dios, sólo transmitiremos doctrina, verdad sin fuego. No confundamos la transmisión de mera doctrina con el poder del Espíritu Santo. El mensaje presenta al pueblo la verdad de la porción bíblica, pero no la aplicación de una verdad abstracta y filosófica sino la verdad como ella nos afecta aquí y ahora. Predicar es entregar un mensaje de Dios al alma del ser humano. Es la verdad en su aplicación existencial.
2. Es un mensaje fresco Hay frescura en el mensaje pues hay (o debe haber) frescura en nosotros (Pr. 25:25). El evangelista Moody declaró: «Si vale la pena predicar determinado sermón una vez, vale la pena predicarlo cien veces. Y si no es digno de ser predicado cien veces, no lo prediquemos ni una sola vez». No a la misma audiencia, claro está, pero es digno de ser repetido porque es un mensaje que recibimos de Dios y por eso debemos refrescarlos con fervor, con nuevas perspectivas, con ideas adecuadas al público y a las circunstancias.
3. Un mensaje refrescante. Entre los oyentes hay gente cansada, aburrida, hastiada. Prediquemos las buenas nuevas con una alegría que resulte contagiosa. La mayoría de la gente está desanimada y necesita con lo que Dios ofrece: palabras de ánimo, perdón, esperanza, futuro, propósito, gozo, bendición y la llenura del Espíritu Santo (Isaías 28:12Proverbios 15:30).

N. PREDICACIÓN: ACTO DIVINO-HUMANO. Dios está por hablar, no el predicador, por eso hay poder. El habla a través de mí con tanta autoridad que decimos a los oyentes que Dios mismo está hablando.
1. La palabra predicada es un momento histórico para el alma del oyente.
Dios ha estado preparando al oyente para este histórico momento (ver Juan 16:81 Timoteo 2:3-42 Pedro 3:9). Al predicar, recordemos que Dios ha estado obrando en la persona desde antes del nacimiento, la ha estado convenciendo de pecado e iluminando. Cuando aparecemos en escena, Dios ya estaba allí y nosotros sólo somos una pequeña parte en toda la maquinaria de Dios.
2. Dios produce fe y arrepentimiento en el corazón del oyente, por eso es un acto divino y humano. El nos utiliza para iluminar a la persona y traer salvación.
3. La palabra predicada implora al intelecto y a la voluntad. Dios nos usa para implorar al oyente. Las palabras de 2 Corintios 5:20 muestran un corazón en llamas, que se preocupa por la gente.

Ñ. PREDICACIÓN ES SABIDURÍA Y LOCURA
Desde el punto de vista humano es una necedad, una locura (1 Corintios 1:18a), pero desde la perspectiva de Dios la predicación es lo más sabio que podemos hacer pues es poder divino (1 Corintios 1:18b). En su sabiduría, Dios ha optado por hacer que la predicación sea su instrumento para salvación, edificación y crecimiento.

PEDRO PREDICACION SIGNIFICA RESPONSABILIDAD
1. Responsabilidad del oyente de tomar una decisión en razón de la palabra predicada (ver Hebreos 3:7-8).
2. Responsabilidad de parte del predicador de creer, ejercitar fe. Sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6), pero sin la predicación la fe es imposible (Romanos 10:17).
La predicación es tarea sagrada pues su objeto, Dios, es sagrado. Su fin, un encuentro con Dios, es sagrado. Es una tarea solemne y sacerdotal (Romanos 15:15-16). Y como tarea sagrada, debe estar centrada en Cristo (Juan 17:3).

Leave a Reply